No le he visto la cara, sólo la nuca sujeta por la palma de la mano derecha, en cuyo dorso se leen cuatro letras. Lleva la cabeza rapada, y en sus nudillos pone ODIO.
Este concejal parece más dispuesto a reventarte la mandíbula de un puñetazo que a debatir en un pleno, y no, no es de extrema derecha, no es un neonazi, ni filofascista, por no ser, no es ni franquista. Es un concejal de la CUP en Barcelona.
En el caso de Madrid, entre los concejales de Manuela Carmena, la emérita jueza rescatada para la política a la que siempre ha estado próxima, esposa del arquitecto Eduardo Leire al que -casualidades de la vida- dos partidos de izquierdas encargan a dedo y pagan con billetes de todos los almerienses el proyecto de un lago en la zona de las Almadrabillas, no hay precisamente lo que ella prometió cuando hizo la candidatura.
La portavoz del equipo de Gobierno es una chica que profanó un templo católico, portando un retrato del Papa con una svástica nazi, al grito de "menos rosarios y más bolas chinas". Eso, incluso para alguien no cristiano como quien esto escribe, es despreciable, porque demuestra la carencia de respeto a los sentimientos de los demás, pero claro, para la jueza Carmena eso es una defensa de la laicidad... pues vale, quizá para otros partirle los dedos al concejal del ODIO sea una reivindicación poética de amor universal.
Pero Rita Maestre no está sola, a punto de entrar en el Ayuntamiento se queda una chica que se define como "feminazi", como "bollera"... como si a alguien le importara con quién se acuesta, con quien se levanta y qué hace entremedias... también como "camionera" y "leñadora", que más allá de dignas profesiones no entiendo como pueden ser desempeñadas por una mujer tan menuda y con un problema nasal tan serio como el que tiene según los vídeos que circulan de ella.
Y luego tenemos a los tuiteros, el tal Zapata que ha pedido perdón por bromear con la muerte programada de seis millones de personas (igual él no lo tenía claro, pero resulta que siendo judios, también eran personas), con las secuelas de la violencia etarra en Irene Villa (esta mujer es cada vez más admirable) o con la tortura que sufren los inconsolables padres de Marta del Castillo... esos son sus chistes, sus coñas entre colegas, lo que se dicen para echarse unas risas...
Otro, famoso también ya, Pablo Soto, se lamenta de que tras un viaje sus amigos no se hayan encargado de matar a Mariano Rajoy, reclama que Tony Cantó se empalado, defiende la guillotina para Alberto Ruiz Gallardón... y podríamos seguir, pero no merece la pena por que nunca llegará a la genialidad de Javier Khrae y su "La hoguera". Sus comentarios machistas tampoco son reproducibles, y a ver que hace su amiga "feminazi" cuando los lea... igual ¡lo empala y Zapata hace un chiste de lo suyos, de los de descojonarse la risa!
A ninguno de ellos se le conoce una sola propuesta en positivo más allá de acabar violentamente con el adversario político.
Pero de que ellos estén ahí no tienen la culpa los votantes que, como siempre pasa, no conocen más allá de los dos o tres primeros de la lista. La culpa es del PSOE, que debía haber hecho su trabajo y conocer detalladamente quienes son los fulanos a los que va a dar el poder, antes de ofrecerle la alcaldía a la segunda lista más votada y dar el gobierno de una ciudad como Madrid a los concejales del odio, podría haber hecho algún tipo de acuerdo con el PP, el que sea. Estos apaños le pasarán factura a los socialistas... de hecho es Antonio Miguel Carmona quien más explicaciones ha tenido que dar sobre la cuestión pese a ser oficialmente sólo un miembro de la oposición municipal.
Es tiempo de diálogo dicen, pero difícil es dialogar con quien de pone ante los ojos un puño con la palabra ODIO.
NOTA AL MARGEN: En esto los nuevos se han comportado como los viejos... primero le restan importancia y lo disculpan, si la crítica crece, entonces lo reprenden pero levantan el dedo acusador diciendo "y tú más". Eso ha hecho el PSOE, ha hecho el PP y hace IU cuando les toca a ellos... y eso ha hecho Podemos y ha hecho Ahora Madrid. Nada nuevo entre los nuevos. También en esto... casta.