No debió ser tan bochornoso el Comité Federal

Descartadas nuevas elecciones, el PSOE no podrá usar la canción en la que Loquillo se pregunta “para qué discutir, si puedes pelear”, como himno de campaña… aunque para algunos lo del Comité Federal del pasado sábado no debió ser tan “bochornoso” como algunos sí admiten.
En esta semana los socialistas han ido con la cabeza baja, avergonzados por el triste espectáculo que supuso el desarrollo del Comité Federal del pasado sábado, incrédulos de las situaciones que estaban presenciando, no ya dentro de la sala en la que se desarrollaba a duras penas el cónclave de los 250 magníficos, sino fuera, en la calle Ferraz. Allí había socialistas –y algún podemita con ganas de estrellato- insultando a otros socialistas, y todo por haber dado lugar a generar y luego alimentar, una crispación que nunca debió llegar a esos extremos, lo que también es culpa de quien lo propició, que no era otro que el ya exsecretario general Pedro Sánchez. Lo puntualizo porque partidarios de los críticos no había ni uno.
Pero a la vista está que algunos socialistas en Almería no consideran que el espectáculo fuera “bochornoso”, como lo han calificado de modo casi calcado casi todos los barones y la baronesa, ya que han parecido dispuestos a repetirlo, a mimetizarlo aquí.
Es verdad que a los periodistas nos da vidilla, y es verdad que genera morbo en el resto de partidos políticos, pero no se puede definir como “bochornoso” lo sucedido el sábado, y el domingo estar haciendo declaraciones en los medios de comunicación, y llenando las redes sociales, de invectivas contra tus compañeros y compañeras, lanzando exabruptos que más se asemejan a un ajuste de cuentas que a una valoración política.
El político que utiliza el insulto, o la palabra gruesa, suele estar carente de argumentos lo suficientemente sólidos como para dar un titular solvente, y sabe que una salida de tono siempre se gana una primera página, y comentarios en las redes, y en las tertulias… y se es protagonista unos días. Pero claro, eso también hace que haya quien le recuerde cosas, cómo llegó donde llegó, quién la subió, quién la bajó, y si respira por la herida o si su ciego amor se debe al embriagador aroma que desprenden aquellos que empiezan a ser poderosos.
Es como si estos socialistas pensaran que no ha habido suficiente con el espectáculo madrileño y quisieran pedirle un bis a Loquillo, que va de negro y de negro lo verán, cuando en realidad llegado el momento no quedará público para aplaudir.