¿Cómo acaba una mujer siendo víctima de la explotación sexual? En la sentencia que condena a una proxeneta que ejercía su criminal actividad en Níjar, es posible conocer cual es el recorrido que muchas mujeres inmigrantes irregulares acaban padeciendo.
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha ratificado la sentencia contra una mujer acusada de mantener a otra retenida en un cortijo de Almería durante dos meses, forzándola a prostituirse al aprovecharse de su vulnerabilidad económica tras su llegada al país en busca de trabajo digno.
El TSJA ha desestimado el recurso de la defensa y ha confirmado la condena de cinco años y un día de prisión por un delito de detención ilegal y prostitución coactiva, imponiendo además una orden de alejamiento de diez años respecto a la víctima y una indemnización de 10.000 euros.
RELATO DE LOS HECHOS
“Aproximadamente en el mes de abril de 2018 la testigo protegida identificada con número TP14/BCTSH/G9/19 llegó a España en una precaria situación económica buscando un empleo digno que le permitiera enviar dinero a su familia. Después de trabajar unos meses en la provincia de Huelva, se trasladó hasta la localidad almeriense de San Isidro de Níjar, viéndose obligada a dormir en la calle, dada la imposibilidad de lograr un empleo debido a su situación irregular en nuestro país y su desconocimiento del idioma.
En septiembre de 2018, ante lo desesperado de su situación, comenzó a preguntar a gente de la zona si conocía a alguien que pudiera emplearla y procurarle alojamiento. Un taxista que trabajaba de manera ilegal le manifestó que conocía una persona que alojaba a chicas en sus mismas circunstancias y la llevó hasta el cortijo sito en la calle Sevilla de San Isidro de Níjar, donde residía la acusada, AlCHA A..
La acusada, que regentaba en el cortijo un negocio dedicado a la prostitución, acogió a la testigo protegida ocultando inicialmente su verdadera intención de dedicarla a la prostitución en contra de su voluntad y quedarse con todos los beneficios que obtuviera. Poco tiempo después de la llegada de la testigo protegida, la acusada le dijo que tenía que prostituirse y, para lograr su propósito, la desposeyó de su documentación personal y del teléfono móvil, viéndose la testigo constreñida a partir de ese momento a trabajar a disposición de los clientes todo el día, realizando servicios sexuales en condiciones insalubres y jornadas maratonianas, en todo momento conforme a las instrucciones que le daba la acusada de cómo comportarse con los clientes. Cuando la testigo protegida no obedecía las órdenes de la acusada, ésta le pegaba y le decía que la iba a mandar de vuelta a Marruecos e iba a matar a su hijo. La testigo protegida no podía salir del cortijo sola puesto que varios hombres que trabajaban para la acusada vigilaban en todo momento sus movimientos. Esta situación se prolongó durante dos meses hasta que, en noviembre de 2018, la testigo protegida logró escapar aprovechando un descuido de los vigilantes y solicitar ayuda en una ONG, procediendo en junio de 2019, una vez que su estado anímico se lo permitió, a interponer denuncia”.
La declaración de la víctima, bajo la condición de testigo protegido, fue calificada de "creíble y convincente" por el tribunal. Su testimonio se mantuvo "firme y coherente, sin contradicciones significativas" a lo largo de su relato, y encontró respaldo en evidencias adicionales como las descripciones del cortijo donde fue retenida, los detalles sobre el taxista que la dirigió a ese lugar y el bar donde era forzada a tener encuentros sexuales con clientes.