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Año nuevo para la mujer china

miércoles 23 de abril de 2014, 10:55h

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Han tenido que pasar 34 años para que se proclame la apertura de la China tradicional, y se establezca “La Política de los Dos Hijos”, una política que a todas luces no salvaguarda a las mujeres chinas, pero sí amplía el espectro de posibilidades de nacimientos de niñas, que no acaben en infanticidio. Tal vez ahora la mujer pueda crecer en China. Tal vez las mujeres chinas aprovechen ahora para defender esos derechos que habían perdido. Incluido el de la vida. Desde que en 1979, el líder comunista Den Xiaoping, aprobara “La Ley del Hijo Único”, se ha producido en China un genocidio que incluye Diez Millones de abortos anuales, de los que podríamos denominar como “legales”.

Este genocidio sexista, instado por el gobierno, ha causado la eliminación selectiva de las niñas, bien mediante el aborto previo a su nacimiento, o bien mediante el asesinato “in situ”, a manos de sus propios padres, acosados por la pobreza y la desesperación que les provoca una multa que no pueden pagar. Asustados por la idea de no poder dar a luz a un hijo varón, garante de su supervivencia durante su jubilación, tal como hasta ahora rezaban las leyes chinas, los que tenían como primer hijo a una hembra, tenían también preparado un barreño con agua helada al lado de la madre recién parida, y no dejaban llorar a la pequeña, cuyo primer sorbo de vida no era la leche del pecho de su madre, sino un sorbo de agua helada que la mataba. Su muerte y su vida empezaban a la vez.

Inyecciones letales en la tierna fontanela del bebé hembra o del varón disminuido, esterilización de las mujeres sin su consentimiento en el transcurso de cualquier procedimiento médico; coacción a las familias para que la mujer sea esterilizada, mujeres encarceladas hasta que se someten al aborto, famoso es el caso de una mujer joven a la que obligaron a “abortar” estando embarazada de nueve meses. El niño murió asesinado al nacer, su joven madre, lo hizo a los dos días. Niños ilegales en su propio país, “niños negros”, que no tienen derecho a un documento de identidad, niños que no existen, que no pueden ir al colegio, que no pueden coger un tren, que no pueden ir al hospital. Estos son los hijos de los pobres, los que no pueden pagar la multa que a sus padres les impone el gobierno por tener un segundo hijo. Los ricos sí que pueden pagar la multa. Pagas y salvas la vida de tu hijo.

“Gusanos en el arroz” es uno de los despectivos nombres con el que se denomina a las niñas que nacen en las familias chinas. El Hijo y Heredero, el varón, es el que garantiza un mejor futuro a sus padres. La mujer tradicionalmente en China no ha valido nada, todavía hay mujeres con los pies deformados por la tradición, y hace relativamente poco tiempo que se prohibió el concubinato. Las “Habitaciones de la Muerte”, los famosos orfanatos chinos…todos recordamos aquel espeluznante reportaje de Televisión en el que se podía apreciar a las niñas atadas a sillas de bambú con las piernas abiertas, entre plásticos, apretadas por tres correas para que no pudieran apenas moverse, y con un orinal debajo para hacer sus necesidades. Niñas sacadas a la intemperie su primera noche de vida para que murieran de frío y desesperación. Todo por la política del hijo único, y en la defensa del varón. Todo porque el país vaya como tenga que ir.

Todo esto es demasiado espeluznante para recordarlo, pero está ahí, y lleva 34 años sucediendo bajo el auspicio del gobierno chino, y con el conocimiento del mundo. Ahora, esta nueva política de los dos hijos, traerá otras consecuencias, que serán menores, pero que seguirán existiendo, y abre el debate que debería acabar en la libre elección de cada ciudadano chino para elegir el número de sus hijos.

Esperemos todos que el aperturismo del nuevo gobierno, permita que las niñas chinas se transformen de “Gusanos en el Arroz” a bellas mariposas, y que estos cimientos instaurados ahora por el nuevo gobierno les permitan construir una digna crisálida.

Ojala que el año nuevo (y la vida nueva) comience también ahora para la mujer china, aunque sus fechas y las de Occidente no coincidan.

Anabel Lobo

Periodista.Licenciada por la Universidad Complutense.Título (Máster) en Identidad Corporativa por ESIC y uno en Gabinetes de Instituciones por Corporación Multimedia.Fue becada por Radio Televisión Española y Telemadrid. Ha colaborado en los suplementos económicos de Cinco Días.Técnico de comunicación para la Dirección General de Empleo de la Consejería de Economía de la Comunidad de Madrid.