En política, una persona un puesto
domingo 05 de octubre de 2014, 16:29h
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A finales del año 2011, en plena campaña electoral para el Parlamento de Andalucía, el ejecutivo regional, de un modo claramente oportunista e interesado, reformó la Ley Electoral Andaluza, haciendo incompatible la figura de parlamentario con la de Alcalde, Presidente de la Diputación o Presidente de Mancomunidad, en un intento evidente de dejar en fuera de juego a una serie de Alcaldes del PP que, poco después, obtuvieron su acta amparados en la popularidad que los cargos municipales producen, ocupando desde esas elecciones asiento en el Parlamento.
Tal Ley originó el consiguiente alboroto político, pese a que en elecciones anteriores el PSOE había utilizado esta misma estrategia para colocar a sus Alcaldes de Diputados, parlamentarios o senadores.
Automáticamente, la Ley fue recurrida por el PP ante el Constitucional, amparado en un dictamen del Consejo de Estado, Tribunal que, cautelarmente, suspendió la aplicación de la Ley, con lo cual 7 Alcaldes (6 del PP y 1 de IU, el ínclito Sr. Sánchez Gordillo, Alcalde de Marinaleda) han podido disfrutar de su escaño, hasta ahora.
La semana pasada, el Tribunal Constitucional ha fallado dando por válida la Ley Andaluza, con lo cual esos 7 Alcaldes tendrán que optar entre su puesto de Alcalde o de parlamentario, hecho que ha de producirse más pronto que tarde.
Esta norma ya existía para el Parlamento Gallego, desde tiempos de la presidencia del Sr. Fraga Iribarne, de manera que a nadie debiera sorprender, tampoco al PP, el fallo producido.
Este hecho viene a corroborar lo que muchos venimos defendiendo hace muchos años, de que una persona no debiera ocupar más de un puesto en política, lo que constituiría también un paso importante hacia esa regeneración democrática que tanto proclama el Sr. Rajoy.
Lo sorprendente es que esta norma no se haga extensible también para el Congreso y el Senado de la Nación, y todo ello por una simple razón de eficacia y dedicación a puestos pagados con nuestros impuestos.
En estos momentos, hay demasiados Diputados y Senadores compatibilizando esos puestos con los de Alcalde, con una evidente falta de tiempo para llevar con eficacia ambos trabajos de un modo simultáneo, incluso para los muy dotados, que de todo habrá.
Gobernar una Institución como una Alcaldía, sobre todo, en un Municipio grande, requiere una dedicación importante, por su dificultad intrínseca y por la necesidad de una presencia permanente ante los problemas ciudadanos, que difícilmente se puede lograr cuando hay que repartir el tiempo entre los dos puestos, además de atender las obligaciones familiares y, en ocasiones, las profesionales.
Sería de desear, que ante las próximas elecciones municipales, los candidatos se posicionaran comprometidamente con este problema y así los electores sabríamos a que atenernos.
Médico y ex alcalde de Almería por el PP
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