Las palabras de los políticos se convierten en cuentos de hadas, en realidades que llegan a veces cuando ya no podemos verlas, en sueños de capitanes intrépidos y princesas salvadas, en besos que despiertan del sueño eterno. Si fuera verdad todo lo que nos cuentan, la vida sería una maravilla el ser vivida y disfrutada. El pasado fin de semana, o fue el mes anterior, o quizás el año pasado, los almerienses se fueron a la cama con la ¡lluvia de millones! que se van a invertir según el político de turno. Desde el gobierno central, que acerca los suyos al Cable Inglés, a la Junta que lo hace al proyecto Puerto-Ciudad, la Autoridad Portuaria que lo hace en dos frentes, el de la Junta y el del Puerto de Pechina. Del ayuntamiento no recuerdo la cantidad, pero se sabe que hay millones reservados algunos para la magna obra que debe unir a la ciudad con el puerto.
Los medios se rompían la pana de las chaquetas (hacía frío o calor en esos días por estas tierras del sur) brindando por los millones anunciados por nuestros políticos. ¡Qué alegría verlos cantar, dentro y fuera de nuestra provincia, la lluvia de millones que nos va a llegar en un plazo de seis meses, o un año, o dentro de tres o cuatro! ¡Qué ilusión comprobar que los políticos siguen siendo personas creíbles cuando nos anuncian millones a go-go!
Y, ¿qué hace que algunos sigamos sin creernos las palabras de los políticos? Lo mismo es la experiencia que hemos vivido junto a ellos en los últimos treinta o cuarenta años. Las promesas incumplidas, los tiempos que se han hecho eternos esperando, los cambios cada año en los presupuestos de las mismas cantidades para los mismos proyectos, las veces que nos han manifestado que llegaba una tormenta de millones sobre nuestra tierra, y las nubes, como si fueran de agua, pasaban de largo sobre la seca Almería. Y así, año tras año, nos ha llevado a ser bastante escépticos cuando de sus promesas, en campaña o fuera de ella, nos hablan.
El puerto viene siendo una constante en la reivindicación de los ciudadanos, y sobre todo de aquellos que vivieron la época en la que el puerto estaba libre y se convertía en los meses del invierno en el paseo de los ciudadanos los domingos por la mañana. ¿Cuántos años nos llevan hablando de ese puerto-ciudad, de los millones que se van a invertir, de los plazos a cumplir? Parece que ha llegado la hora. Según doña Rosario Soto, presidenta de la Autoridad Portuaria, así se llama ahora, todo está en el buen camino, y los millones dispuestos. Ante las promesas de damas y caballeros, me acuerdo de Juan Carlos Tejada y de los años, lustros, décadas que lleva el hombre con la historia del tren, historia que algún día acabará, qué duda cabe, pero seguimos dentro de una túnel al que no se le ve la luz, unas veces con el Psoe de palmero otras con los aplausos del Pp. Con las promesas sobre millones nos ocurre igual, queridos nuestros, no sois las primeras voces, tampoco seréis las últimas que nos anuncia millones, lluvia de millones. Pero, mientras lo vendan los amigos…se gana tiempo e imagen.