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¿Y si Sumar se va?
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¿Y si Sumar se va?

Por Rafael M. Martos
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jueves 18 de diciembre de 2025, 06:00h
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Permítame que hoy abordemos un ejercicio de ficción política de esos que me gustan. Una especie de teorema con tintes de comedia de enredo que, no por ridículo, deja de ser revelador sobre la estructura de poder en el Estado español. La premisa es simple, casi naíf: ¿Qué pasaría si la coalición Sumar, el socio minoritario del Gobierno, decidiera pegar un portazo?

La pregunta se la hace ya más de uno en los corrillos políticos y en las barras de nuestra provincia de Almería, ante el espectáculo de una coalición que lleva meses navegando entre el enfado público y la permanencia tozuda. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, la que fuera su máxima responsable orgánica hasta su dimisión como coordinadora general tras el fiasco de las elecciones europeas de junio de 2024 (un gesto de responsabilidad que, curiosamente, no afectó a su sillón ministerial), alza la voz contra "puteros", acosadores y corrupciones varias que salpican a su socio, el PSOE. Se reúnen "de urgencia" con la Ministra Portavoz, Pilar Alegría, exigiendo explicaciones y un "giro" que no se sabe muy bien si es de 180 grados o de trompo sobre mojado.

El discurso es de indignación y de "así no se puede seguir", pero la realidad, la que se palpa en el Boletín Oficial del Estado y en la nómina de los cinco ministros de Sumar (Trabajo y Economía Social, Cultura, Sanidad, Derechos Sociales y Agenda 2030, y Juventud e Infancia), es que sí se puede seguir. Y se sigue.

Imaginemos, no obstante, que la sangre llegase al río de verdad. Que los portavoces de la coalición, hartos de lo que perciben como una parálisis legislativa (el Congreso ha tumbado ya la senda de estabilidad, poniendo una lápida provisional a los Presupuestos Generales del Estado, y la aprobación de leyes es un rosario de acuerdos in extremis), deciden dar un paso al lado.

Si Sumar abandonara el Consejo de Ministros, la reacción del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, sería, a mi juicio, tan previsible como un atardecer de poniente en Almerimar: la nada. Sánchez, maestro en el 'Manual de Resistencia', comparecería con esa actitud de "no pasa absolutamente nada" que tan bien le funciona en Madrid. Anunciaría un Ejecutivo monocolor del PSOE, quizás con una pequeña reestructuración, y se comprometería a "agotar la legislatura" a base de acuerdos puntuales.

¿El país paralizado? Da igual. Los Presupuestos prorrogados de 2023 se mantienen. Los grandes proyectos de Andalucía, como la eterna conexión ferroviaria o la gestión del agua en nuestra provincia, siguen pendientes, pero no más que antes.

Aquí está el sarcasmo más cruel del asunto, el dato que hace irrelevante la pataleta de Sumar: el Gobierno de coalición, en realidad, ya no tiene mayoría de investidura, al menos no una sólida y confiable.

  • Junts per Catalunya (Junts) le ha retirado la confianza en votaciones clave, demostrando que su apoyo es una extorsión diaria, no un pacto.

  • Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) amenaza y condiciona, obligando a Moncloa a hacer rondas de contactos con líderes como Oriol Junqueras para intentar recomponer un apoyo que se deshilacha.

  • El Partido Nacionalista Vasco (PNV) y hasta los socios más pequeños mantienen una distancia prudencial o, directamente, votan en contra cuando el interés es ajeno al suyo.

  • Podemos, el socio original del espacio a la izquierda del PSOE, ya hace tiempo que emprendió su camino en solitario, dejando a Sumar con la etiqueta de 'muleta' y una guerra fratricida.

Pedro Sánchez fue investido con 179 votos a favor. Hoy, ese bloque es un castillo de naipes. Sin embargo, su posición sigue siendo inamovible.

El presidente del Gobierno es inexpugnable. El Estado, a través de su marco constitucional, ha diseñado un sistema donde al presidente solo se le puede desalojar de dos maneras:

  1. Mediante una Moción de Censura Constructiva (la única que permite la Constitución Española), que requiere una mayoría absoluta (176 diputados) y, lo más difícil, un candidato alternativo que la aúpe. Con el actual reparto de fuerzas, un acuerdo entre la derecha y la ultraderecha con partidos nacionalistas y regionalistas es una quimera.

  2. Mediante una Cuestión de Confianza (que el propio Sánchez no presentará, por miedo a perderla y verse abocado a elecciones), cuyo único efecto sería constatar oficialmente que el Congreso no confía en él, un secreto a voces que ya conocemos almerienses y andaluces con solo revisar los resultados de las últimas votaciones.

Por lo tanto, la vida del Gobierno de España no depende de la "coherencia" o el "enfado" de la coalición Sumar. Depende única y exclusivamente de la voluntad de Pedro Sánchez de seguir en La Moncloa.

Si Sumar se va, el titular de mañana no será un cataclismo político, sino más bien: "La vida sigue igual, solo que con un poco menos de ruido a la izquierda". La irrelevancia, en este juego de tronos a la española, parece ser el camino más cómodo a la hora de perpetuarse.

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería y Coordinador de la Delegación en Almeria de 7TV Andalucía

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y "Por Andalucía Libre: La postverdad construida sobre la lucha por la autonomía andaluza". Y también de las novelas "Todo por la patria", "Una bala en el faro" y "El río que mueve Andorra"