En lo que va de año, y hasta el 15 de mayo, España acumula 14.917 llegadas de personas de modo irregular —por mar y por tierra— frente a las 20.898 del mismo periodo de 2024, lo que supone un descenso del 28,6 %. Estas cifras preliminares, publicadas por el Ministerio del Interior y consultadas por Noticias de Almería, invitan a respirar con cierto alivio tras varios años de récords en las costas y fronteras españolas, aunque habrá que esperar al próximo 31 de mayo para conocer el balance completo de la quincena y ver si esta tendencia a la baja se mantiene.
Si nos fijamos sólo en la vía marítima, que suele ser la que más atención acapara, hasta mitad de mayo han llegado 14.263 personas en barco, casi un 28,3 % menos que las 19.890 del año pasado. A pesar de esa caída global, el tráfico de embarcaciones rumbo a la Península y Baleares ha subido ligeramente: 3.377 migrantes frente a 3.303, un alza del 2,2 %, repartidos en 248 embarcaciones (205 en 2024). Esto demuestra que, aunque baje el cómputo total, las pateras y cayucos siguen buscando cada vez más la costa levantina y andaluza —entre ellas Almería— en lugar de jugárselo todo en rutas más peligrosas hacia Canarias.
Precisamente en las Islas Canarias las cifras sí registran un descenso más acusado: 10.882 llegadas por mar hasta el 15 de mayo, frente a 16.586 en 2024, un 34,4 % menos, con 175 embarcaciones (76 menos que el año anterior). El archipiélago ha pasado así de ser foco principal de las rutas atlánticas a ver reducido su peso relativo, quizá porque las mafias están desviando barcos hacia puertos peninsulares menos saturados.
En el extremo opuesto, Ceuta y Melilla mantienen dinámicas muy distintas. Melilla registra 654 arribos marítimos, un 35,1 % menos que los 1.008 de 2024, mientras que Ceuta se mantiene estable con apenas una barcaza más (1 frente a 1). Sin embargo, por vía terrestre, el muro de Ceuta experimenta un pico sorprendente: 56 personas han logrado franquearlo de forma irregular, un aumento del 409,1 % sobre las 11 del año anterior. Melilla, en cambio, sigue con números reducidos en su ruta terrestre, sin apenas variación en torno a las pocas decenas.
En Almería, donde las llegadas por mar suelen desembocar en las playas de Níjar y el Levante almeriense, este vaivén de rutas se siente en el pulso diario de los equipos de rescate y las ONG locales. A la espera de los datos definitivos al cierre de la quincena del 31 de mayo, la previsión es que el descenso general continúe, aunque conviene recordar que el aumento de pasos por Ceuta y el pequeño repunte de embarcaciones hacia la Península podrían compensar en parte la bonanza. Estaremos pendientes de la próxima oleada de cifras para contártelo todo.