Los medios de comunicación y las redes sociales se han hecho eco de la manifestación de cientos de personas, este pasado jueves en el crepúsculo del día, mostrando su enfado, alzando la voz de disconformidad por los casos de corrupción del Gobierno y solicitando la dimisión de Pedro Sánchez.
El Poder Judicial, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas no son un juguete en manos políticas. Son nuestra seguridad, unidad e independencia de España. Los políticos han superado el límite de la decencia. ¡Por favor, no nos ofendan más!
Se han pasado de frenada esta clase parasitaria y rencorosa, en este caso, especialmente, el Gobierno de la Nación. Han sobrepasado todas las líneas rojas habidas y por haber. Es indignante como machacan y manchan a las instituciones claves de todos los españoles, cuando deberían respetarlas.
La llamada a la manifestación del 8 de junio debería de haber sido convocada por la sociedad civil con independencia de nuestras legítimas posiciones políticas ante el deterioro institucional por culpa de un cínico gobierno que está dando lugar a quedarnos sin Nación.
La mentira y la impunidad, y los bulos que el propio Gobierno se hace eco difundiendo uno de ellos, el cual no tiene más interés que el atacar y desprestigiar al Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, en vez de estar dando respuestas a las necesidades de la sanidad, la educación, las pensiones, el empleo, la dependencia, que son necesarias estas acciones en la gestión pública para que España siga siendo libre y podamos subsistir las personas y las familias.
Cuando los individuos y las sociedades pierden la fe en sus metas, en este caso en la política, se cuestionan y después subvierten su identidad o su propósito y acaban perdidos en el desierto: angustiados, deprimidos y exentos de esperanza; amargados y cínicos; desenfrenados y nihilistas; hedonistas y embriagados de poder, que llega a ser un mortífero veneno que eclipsa el discernimiento con un estatus moral falso y engañoso.
En fin, estoy de acuerdo que por responsabilidad histórica, quien pueda debe de acudir a la manifestación del día 8 de junio para testimoniar nuestra oposición al hedor político de extrema gravedad que está sucumbiendo a nuestra Patria desde instancias gubernamentales de la Moncloa y las Cortes Generales, a ver sí con esta llamada, todos juntos, se reconduce la situación, que no es otra que la convocatoria de elecciones generales y que quienes nos gobiernen lo hagan con prestancia y saber estar, de forma diferente y contrario a lo que estamos presenciando. Si no fuese así, al Estado de Derecho y a la democracia, a España, les queda las horas contadas. Amén.