Las enfermedades vasculares representan un grave problema de salud pública en el Estado español, donde se estima que prácticamente el 50 por ciento de la población mayor de 50 años padece alguna patología que afecta a arterias y venas. Con base en estas cifras, se calcula que tan solo en la provincia de Almería más de 120.000 personas podrían estar afectadas por alguna de estas dolencias. Este porcentaje se prevé que aumente en los próximos años, a medida que avance la esperanza de vida en España, uno de los países con las tasas más altas a nivel mundial.
Junto con la cardiopatía, las enfermedades vasculares se sitúan como la segunda causa de muerte en la Comunidad Autónoma de Andalucía para las personas que se encuentran entre los 30 y los 64 años. Entre las principales patologías vasculares se encuentran el Aneurisma de Aorta Abdominal (AAA) y la Enfermedad Arterial Periférica (EAP).
Los expertos alertan, además, de que la prevalencia de estas patologías está incrementándose entre personas cada vez más jóvenes. Este fenómeno se relaciona con estilos de vida poco saludables y otras afecciones como la diabetes, el colesterol o la hipertensión, además de una mala alimentación y el consumo de tabaco. A pesar de su importancia, sigue existiendo un notable desconocimiento social sobre estas enfermedades, por lo que se considera necesaria una mayor visibilización y concienciación, como la mejor medida para su prevención y para fomentar un estilo de vida sano y saludable.
Sobre las controversias y los principales avances técnicos para el abordaje de estas patologías se debate hoy y mañana en Cádiz, que acoge la celebración del 40º Congreso de la Sociedad Andaluza de Angiología y Cirugía Vascular. Este encuentro es el principal foro científico de la especialidad médica en el sur de España y servirá para la puesta en común de novedades quirúrgicas, especialmente en el manejo de las técnicas de cirugía endovascular, que son mínimamente invasivas y favorecen una pronta recuperación de los pacientes intervenidos.
En esta edición, el foco se pondrá de forma especial en los aneurismas micóticos, aquellos provocados por una infección en las arterias, abordados desde la perspectiva infecciosa, quirúrgica y endovascular. También se analizarán las complicaciones en cirugía vascular, incluyendo un análisis multidisciplinar de infecciones protésicas, problemas femoropoplíteos y complicaciones en cirugía de varices. Los especialistas participantes, procedentes en su mayoría de Andalucía y otros puntos del Estado español, podrán actualizar sus destrezas profesionales a través de un completo programa científico que incluye mesas redondas, foros de debate, symposiums y talleres.
La EAP, conocida como 'síndrome del escaparate' porque obliga a quien la padece a pararse continuamente al andar, afecta hasta el 8,5 por ciento de la población mayor de 55 años, con un porcentaje mayor en hombres (10,2 por ciento) que en mujeres (6,3 por ciento). Esta patología presenta un infradiagnóstico superior al 20 por ciento, favorecido por el desconocimiento social. Por su parte, el AAA, un ensanchamiento anómalo de alguna región de la principal arteria del cuerpo humano, se calcula que afecta al 5 por ciento de los varones mayores de 50 años y entre un 2 y un 4 por ciento de la población mayor de 60 años padece un aneurisma de aorta abdominal, uno de los más complejos de tratar. Este porcentaje se incrementa en el grupo de los fumadores. Uno de los mayores riesgos que genera esta anomalía es la rotura del ensanchamiento, lo que puede tener un pronóstico fatal para el paciente. Hace diez años, las cifras de supervivencia eran del 5 por ciento, pero actualmente, gracias a las técnicas endovasculares, alcanzan el 80 por ciento.
Estas técnicas han supuesto un gran avance para la especialidad médica, estimándose que la cirugía endovascular representa ya aproximadamente el 60 por ciento de toda la cirugía de venas y arterias que se realiza en el Estado español. En el ámbito del AAA, las técnicas mínimamente invasivas han reemplazado casi completamente a la cirugía abierta, debido a sus mejores resultados operatorios y postoperatorios precoces y sus plazos más rápidos de recuperación. La mortalidad de la cirugía abierta podía oscilar entre un 4 y un 15 por ciento, con una importante morbilidad postoperatoria, que abarcaba desde paraplejias, insuficiencia renal o complicaciones cardiorrespiratorias. Frente a esto, las técnicas endovasculares han permitido bajar estas tasas de morbimortalidad por debajo del 6 por ciento.
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