Se acaba el verano, decimos adiós al calor, vuelven los políticos a sus escaños en los parlamentos y el miedo vuelve a recorrer las calles, nos vuelven las sensaciones de los Cerdán, los Koldo y cía. El gasto que suponen sus viajes y cuchipandas, esos que no quiere dar a conocer ni siquiera el inquilino de Moncloa, que ha tenido de vacaciones a familiares y amigos en La Mareta, lugar público que pagamos todos los españoles con nuestros impuestos. Al final vamos a tenerle que montar entre todos un monumento a la rubia y preciosa Jessica, y es que, gracias a ella, y solo a ella, nos hemos enterado de la sangría que ha estado siendo las dietas que se le pagan a políticos, asesores y amigos-as con derecho a roce con los impuestos que salen de los bolsillos de los ciudadanos. El Psoe de Almería le reclamaba a María del Mar Vázquez, alcaldesa ella, saber la cantidades que se pagan a políticos y asesores en sus viajes, tampoco estaría de más saber si alguna Jessi viaja con ellos, que no vaya a ser que no sea solo Ábalos el listo que se llevaba a su Jessi por medio mundo a costa de los ciudadanos.
Repasando los viajes de los políticos almerienses a ferias, cuchipandas y saraos, existen algunos eventos en los que aparecen en manadas. Fitur, por ejemplo. Sabores Almería o la feria agrícola de Berlín. Tres eventos en los que los políticos aparecen en las fotos, así como los asesores conocidos y nunca se sabe si algún desconocido. El Psoe presenta denuncia en el ayuntamiento, pero no lo hace en Diputación. ¿Por qué? No parece que le preocupe demasiado a los sanchistas provinciales las dietas que cobran los viajeros, políticos de carnet o no, asesores de libro o amigos-as con derecho o no a roce a cargo de la diputación. Y creo que debería ser de conocimiento público el número de viajeros, los políticos, asesores y otros. Conocer las dietas que reciben por cada día que pasan fuera de casa, así como las facturas de hoteles, restaurantes, taxis, copas de noche y demás gastos si los hubiera si entran dentro de los muchos impuestos que pagan los ciudadanos.
No hay derecho que los políticos gasten sin miramiento en viajes y saraos, fiestas y cachondeos, mientras vemos a nuestros padres en las listas de espera en salud con la esperanza de que lo vea un médico dentro de quince días, un mes, o medio año, a nuestras madres en las de la dependencia esperando una evaluación, y al resto de los ciudadanos haciendo colas o sufriendo por las carencias en otros servicios. Por poner un ejemplo, los fármacos que no receta la seguridad social, no sabemos debido a qué, deben necesitar ese dinero para irse de pilinguis los padres de la patria, que es lo mejor saben hacer.
El dinero sale de nuestros bolsillos, por lo que sería de justicia que se supiera hasta el último euro que estos políticos, algunos sin futuro laboral en cuanto dejen el cargo del que llevan viviendo, se están gastando del dinero de los ciudadanos. ¿Lo harán? No tengan esa esperanza. Si en algún momento tuvieran la obligación de hacerlo, maquillarían las cuentas, son unos linces en ello. Estamos en septiembre, los niños vuelven a la escuela a aprender, pero, ¿a qué vuelven los políticos en septiembre? ¿qué se quieren llevar en esta nueva temporada?
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