Lo soñó el "Conde-Duque"; fiado en su soberbia y poder militar, creyó poder unificar a la fuerza lo que sólo eran espacios sueltos, divididos y hasta enfrentados, por razones político-mercantiles. Lo legisló Carlos III, conocido como "el mejor alcalde de Madrid", lo que da idea de cuanto podía interesarle el resto. Lo remataron la reina gobernadora y Javier de Burgos, al unificar la Administración y redondeando así el sueño de D. Gaspar. Lo hirieron de muerte varios gobiernos desde entonces hasta ahora, negándose a otorgar un trato igualitario y tratando Andalucía como colonia. Y lo mató Franco al magnificarlo todo, exagerarlo e imponer una unidad formal, que benefició a unos por encima de otros.
Esto es España. O se hace de nuevo, o mejor se deshace para siempre. Si los nacionalistas españoles hablan de disolver las comunidades por su mala administración ¿cuántos hectolitros de disolvente harán falta para la peor administración de todas, la centralista-madrileña?