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PODEMOS ser populistas... o NO

jueves 06 de octubre de 2016, 12:34h

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Pablo Iglesias acaba de declarar que quizás haya llegado el momento de dejar de ser populistas. Declaración que, los que llevamos algunas décadas entono a la política esperábamos. Ya lo habíamos advertido, no por que tenga una bola de cristal donde se anticipe al futuro como en las mejores películas de brujas, sino que era lo lógico, es lo lógico, porque, al final, se pongan como se pongan algunos, la nueva política no existe, la política, es eso, política, sin más.
El problema no es que, en este punto Podemos se adentre en el territorio de las contradicciones, de desandar parte del camino recorrido, eso es lo normal en cualquier proceso de crecimiento. Lo normal es que los procesos evoluciones o desaparezcan, y podemos no podía ser menos. Un movimiento social y de masas que se quiere transforma en un verdadero partido político, no tiene otro remedio que abandonar tesis populistas, y esa es la evolución necesaria para crecer y no desaparecer. El problema no es por tanto los lógicos procesos evolutivos, sino los posibles verdaderos porqué de los mismos, ahora, en estos precisos momentos.
Podemos esta en pleno proceso de metamorfosis, y como tal, decidiendo qué tipo de mariposa quieren que salga del capullo de seda en el que han transcurrido sus días hasta ahora. La vida en el exterior, ya se han dado cuenta nada más tropezarse con la realidad de la política, no es del color que pensaban. Que la política no es un juego. Que España no es Venezuela o Irán. Que los pasillos de la complutenses no son los pasillos del Congreso. Que el pueblo español tiene una madurez política y democrática a pruebas de populistas, y por tanto que por ese camino no se avanza. Hasta aquí todo perfecto, evolucionar para no desaparecer, pero que hay detrás del momento elegido.
Podemos se comienza a desmembrar a causa de su estructura populista. Los círculos que tanto le ayudaron a crecer, hoy comienzan a ser ingobernables en manos de una legión de aspirantes al poder, al olor de la posibilidad de tocar moqueta, y eso es un verdadero peligro para cualquier organización. Esto se comienza a ver en todos los territorios del Estado español, para muestra la movida que existe en Andalucía con Teresa Rodriguez, y ahora, para colmo, Diego Cañamero en otro movimiento más, es la muestra de la descomposición estructural en la que se encuentra Podemos. Esto puede ser el fin de Podemos, y con el fin de podemos, el fin de Pablo Iglesias. Esto lo sabe bien.
En otro campo de batalla, se dirime la posición ideológica entre Errejón y el propio Iglesias, entre la socialdemocracia y la extrema izquierda populista. La andadura por la extrema izquierda ya ha tenido el desarrollo que tenía que tener, incluida la nefasta unión con Izquierda Unida. Por ese territorio ya han llegado al techo electoral, y rebotado hacia abajo.
Ahora le puede tocar a Errejón que, con algo más de visión crítica, ve como el PSOE se desmorona y pueden ocupar el espacio de la socialdemocracia y, desde ahí continuar el camino hacia el poder. Pero esto puede ser el fin de Iglesias y sus tesis. Ante este panorama en el seno de Podemos, Iglesias o hace su propia metamorfosis o muere dentro del capullo. De eso es consciente. Pero ¿esta dispuesto Pablo Iglesias a renunciar sus tesis?
Renunciar significa, en efecto, abandonar el camino populista, y con ello la estructura del partido para adoptar la estructura rígida que ello conlleva para su control. Dejar atrás el 15M, los círculos, los debates de plazas, las movilizaciones sociales en las calles en busca de ínsulas inexistentes, cantar al borde del balcón mientras amanece, y correr por un bosque repleto de florecillas amarillas, violetas y rojas, para centrarse en las iniciativas parlamentarias y defender las mismas con el presupuesto en la mano. Hablar con los empresarios y banqueros, no para destruirlos sino para ayudarles. A aceptar las normas que nos llegan de Europa, pactar y poner en marcha políticas contrarias a las defendidas... en definitiva y en efecto, dejar de ser populistas para ser políticos.
Pero el problema es que, nos cabe la dude de que este movimiento es por sí, por el futuro de Podemos, o es sólo la única salida para salvar el trasero político de Pablo Iglesias ,por encima de todas las ilusiones de millones de personas que creyeron en él, y su cara populista que ahora propone abandonar.