Hemos celebrado esta semana el 38 aniversario del referéndum en el que los españoles aprobó la Constitución. Mucho se ha hablado, coincidiendo con la efeméride, sobre el importante papel que ha desempeñado la Carta Magna en el tiempo de estabilidad política e institucional que ha vivido el país. Pero también, y como no podía ser de otro modo, sobre lo que se espera de ella en el futuro.
En este asunto, los socialistas defendemos que reformar la Constitución es lo más leal que podemos hacer con ella. En concreto, queremos una reforma parcial, pero profunda, que la revitalice y adapte a los tiempos actuales con la finalidad de que el nuevo texto pueda durar decenios. En esa transformación pendiente, cuyo inicio hemos impulsado en el Congreso de los Diputados y que aspiramos a que se haga con paso firme y con el consenso entre grupos políticos que requiere un tema de tanto calado, resulta para el PSOE fundamental que se blinden la sanidad o la educación.
Con esa actuación evitaríamos que, a diferencia de lo que ha ocurrido como consecuencia de las decisiones de Rajoy, en momentos de crisis no se vean mermados derechos sociales básicos. Y esta aspiración se enmarca perfectamente en el trabajo que venimos realizando por dar respuesta a las demandas de la ciudadanía y por la restitución de los derechos que se perdieron con el rodillo que suponía, en el pasado reciente, la mayoría absoluta del PP.
Pero Rajoy está ahora en minoría y el PSOE tiene claro que decidió hacer posible que se pusiera en marcha la Legislatura para poder cambiar las cosas. Los socialistas estamos volcados en ser útiles a la gente y, así, en un mes hemos conseguido la subida en un 8 por ciento del salario mínimo; el fin de las reválidas, un Pacto contra la Violencia de Género y el comienzo del final de la Ley Mordaza.
Aunque es prácticamente imposible que podamos ponernos de acuerdo con el PP para apoyar sus Presupuestos para 2017, dado que conocemos que todos los anteriores distaban mucho de lo que le interesaba a España, estamos demostrando que podemos prestar un importante servicio a la ciudadanía en asuntos clave y ante problemas para los que reclaman soluciones.
En ese sentido, la subida del salario mínimo interprofesional en un 8% el año próximo, fruto de un acuerdo alcanzado entre PSOE y el Gobierno, representa el incremento más importante de los últimos 12 años y supone una esperanza y un aliento de cara a mejorar la situación del empleo y sus condiciones en nuestro país. Este logro evidencia que hacemos política desde la realidad y, aunque la subida es insuficiente para nosotros, marca una senda en la que poder avanzar para luchar contra la precariedad laboral, que azota especialmente entre los jóvenes.
En los jóvenes y en su porvenir hemos pensado, precisamente, a la hora de desplegar una estrategia parlamentaria que ha acabado con las reválidas y está en vías de hacerlo con la LOMCE. Aunque en este campo nos hemos situado en el camino para alcanzar un necesario Pacto Educativo, seguiremos muy vigilantes ante la amenaza del Partido Popular de utilizar el Tribunal Constitucional para tratar de no permitir la tramitación de nuestra proposición no de ley encaminada a la derogación de la contestada Ley educativa del PP.
Una mención merecen también, dentro de la labor desarrollada por el Grupo Socialista, el Pacto contra la Violencia de Género y el camino emprendido para terminar con la Ley Mordaza. En el primer caso, porque es urgente que el Gobierno ponga los medios necesarios para hacer desaparecer una lacra que se traduce en 800 mujeres asesinadas por sus parejas y ex parejas desde 2003.
En el segundo, porque resulta imprescindible enterrar uno de los elementos que más ha atacado los derechos y las libertades de los españoles. Por ello, tras conseguir el respaldo mayoritario de la Cámara Baja a una moción que pedía derogar la Ley Mordaza, hemos seguido avanzando y hemos presentado nuestro propia Ley de Seguridad Ciudadana alternativa para someterla a debate y que se pueda sustituir la vigente.
Mucho pueden cambiar las cosas en este país. Y el PSOE es la pieza fundamental para conseguirlo porque, como se puede ver, su trabajo riguroso junto con su capacidad de diálogo y para alcanzar acuerdos son lo único que puede empujar al Gobierno de Mariano Rajoy a volver a atender lo que realmente es importante.