A mi, las ferias en general, me interesan bastante poco. Ni las entiendo ni les veo sentido en pleno siglo XXI, cuando todo lo que en ellas se ofrece no es excepcional, porque no lo son ni los conciertos, ni el teatro, ni las competiciones deportivas, ni mucho menos los locales abiertos hasta altas horas, y para nada es ocasional la diversión callejera, cuando a los sábados se les han añadido los viernes, y hemos inventando los “juernes”.
Pero eso es otra historia, que avanzo para aclarar que hace años que no piso la Feria de Almería -ni ninguna otra- y por tanto no seré yo quien se lance ni a destacar lo estupenda que es, ni a despotricar contra ella, como sí hacen algunos que tampoco acuden o han acudido a ella.
Y es que si hay algo que no falla es la polémica, pero ojo, lamento recordarle a los catetillos que eso no es un elemento netamente almeriense, eso es algo que se da en absolutamente todas las ferias.
Y es que si hay algo que no falla es la polémica, pero ojo, lamento recordarle a los catetillos que eso no es un elemento netamente almeriense, eso es algo que se da en absolutamente todas las ferias, empezando por la más reconocida internacionalmente, que es la de Abril de Sevilla, y acabando por el pueblo más pequeño de nuestra geografía. De lo que no estoy tan seguro -me faltan datos- es de que a esas polémicas contribuyan quienes no la viven, pero hablan como si pasaran entre casetas y cacharricos las 24 horas del día, como si tuvieran conocimiento de primera mano de todo lo que pasa y lo que no pasa.
Comienza la Feria de Almería y la pregunta es... cuál será la polémica de este año. Adelanto un detalle, y es que si escuchan “es una feria sin personalidad propia”, es que todo ha salido aceptablemente bien, y a falta de críticas concretas, el genérico siempre es un recurso fácil.
Hoy las redes sociales hacen de todo eso algo más sencillo y más impactante, y reiterar imágenes y comentarios con o sin fundamento es una afición que marca la percepción positiva o negativa sobre algo, sin más argumento que el de una mayoría ajena en muchos casos a la realidad, e influida únicamente por el hecho de que quien ha retuiteado es de su cuerda.
Poner o no poner toldos, dónde colocarlos, más o menos barras, lo que en ellas se dispensa, que si potenciar la noche, que si el día, la música que se pone o la que no, el tiempo que se permite, la limpieza, el nivel de los artistas, los colores de las casetas, el aparcamiento, los servicios, la seguridad... cada año nos toca uno de estos temas, o cualquier otro.
Al final, y como dice el viejo refrán, cada cual cuenta la feria según les va en ella... pues que la disfruten, y déjense de polémicas... cuando acabe, entre todos a mejorarla.