Es normal que desde la izquierda no le perdonen ni una a Vox. Cualquier error político, o verdad incómoda que lancen a la opinión pública se convierte en la excusa perfecta para que el Psoe se meta con el Pp, en un intento de que no le arrebate ese tercio de votos que dicen cambia de partido sin mirar su ideología. Rocío, diputada de Voz por Almería, ha mantenido que en ningún momento ella ha manifestado una cifra de inmigrantes a expulsar de España. No hacía falta que lo hiciera, ya se encargaría algún medio de poner la cifra en la primera página, y que fuera recogida la noticia, con cantidad o sin ella, como una decisión tomada de expulsar a todos los inmigrantes, sea cual sea su situación. Rocío debía saber, lleva el tiempo suficiente entre los lobos, que hay temas con los que hay que tener mucho cuidado. Los tocas, y por muy bien que lo hagas te pueden quemar a lo bonzo aquellos que buscan la mínima ocasión para decirte racista.
Y luego venga con las excusas, yo no lo dije, se ha sacado de contexto, me han manipulado lo manifestado. Vale, todo lo que tú quieras Rocío, pero es posible que callada hubieras estado mejor. Lo estamos comprobando todos los días con la presencia de los políticos en sus ruedas de prensa, incluso en los ministros, declaran una cosa, y cuando se han quemado las manos juran y perjuran que ellos no dijeron lo que todos habíamos escuchado. Lo último de Alsina con Óscar López fue de aurora boreal, lo del presidente y lo de María Jesús es algo a lo que nos hemos ido acostumbrando. Mira que os gusta a los políticos un micrófono, y si es una cámara, se pierde hasta el oremus.
Si expulsamos a los inmigrantes que hay en Almería, seguro que Rocío lo sabe, no sé quién va a trabajar en nuestros invernaderos. Que hay emigrantes que no deberían estar en nuestro país, evidente, todos aquellos que han cometido algún delito. Se nos pone como ejemplo a los españoles cuando emigrábamos a Francia o Alemania, lo hacíamos con los papeles arreglados desde aquí, y hasta con las vacunas puestas. Pero aquellos tiempos no volverán. Hoy necesitamos mano de obra si queremos mantener nuestra industria y nuestra agricultura en funcionamiento. Que sería deseable que esa mano de obra llegara con papeles y vacunas, como nos ocurría a nosotros, pero no lo vamos a lograr a estas alturas del veintiuno.
Que a través de las pateras nos llegan migrantes que vienen a trabajar y otros no sabemos a qué, es cierto. No reconocer desde los gobiernos, del Pp o del Psoe, que esa incertidumbre se vive en barrios y ciudades me parece que no deja de ser peligroso. Y hablar de ella no debía ser motivo de alarma, más bien debía servir para que las autoridades intentaran calmar los ánimos de los vecinos, abandonaran la burbuja en la que andan metidos y dejaran de preocuparse solo de sus problemas. Son los vates del parnaso, es cierto, pero nos estamos empezando a cansar de ellos. Escuchar sus mentiras, promesas y medias verdades desde el congreso suena a tomadura de pelo.
No sé si lo de Rocío de Meer fue un error político, una verdad incómoda, o una mentira, pero lo que ha conseguido es darle balas a la izquierda en este duro momento que pasa contra el centro derecha. Desde el Psoe las agradecen.
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