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Puertas abiertas, pasillos sucios
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Puertas abiertas, pasillos sucios

jueves 17 de julio de 2025, 09:00h
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Inmigración ilegal, ingenuidad, desorden y cinismo político

Con las noticias en la mesa y el primer sorbo de café, el marino comenta:

—España puede que necesite inmigrantes, pero nunca este coladero ilegal. El problema no es que entren, sino que aquí no haya nadie que cierre la puerta, ni que después que no haya nadie que barra el pasillo. Así está de sucio.

Aparquemos la ironía porque es el tema es importante y serio.

La migración forma parte de nuestra historia, y en los últimos tiempos fuimos emigrantes en busca de oportunidades, pero en la actualidad nos hemos convertido en un país receptor, lo que evidencia es que somos un país que ha crecido y que tiene capacidad para dar empleo y oportunidades a foráneos.

El problema no es la inmigración, que se ha producido y se producirá, sino que se produzca ilegalmente y que reine la desorganización, la dejación y el incumplimiento de las leyes vigentes. Sumemos la ausencia de una política migratoria, la inexistencia de un plan de actuación, la dejación y la utilización política que hace el gobierno de Pedro Sánchez, lleno de retórica y de oportunismo, que nos está conduciendo al caos, con llegadas masivas sin control.

Interviene la profesora:

—Esta cuestión se está convirtiendo en un problema estructural y exige el cumplimiento de las leyes y mantener una política sólida y disuasoria de la inmigración ilegal. Nuestra geografía, entre Europa y África y el paso del Mediterráneo al Atlántico, más las insularidades hace que sea muy complejo el control de fronteras, pero en este punto, tan vital y transcendental, no se hace nada o muy poco. Determinar quién puede entrar, por qué vías, en qué condiciones, con qué garantías, no es xenofobia, ni racismo es sentido común y una gobernanza responsable.

El gobierno de coalición PSOE-Sumar por cuestiones ideológicas, de forma irresponsable, parece haber arrojado la toalla y ha optado por una política siniestra, buenista y populista que no tiene en cuenta lo que interesa al país, incluso, a sus propios votantes.

En ese tacticismo y politización, en el que ha convertido Pedro Sánchez todas las situaciones de Estado, ha empezado una práctica silenciosa y efectiva, pero ruin, que es la dispersión a lo largo de la península de inmigrantes ilegales; aunque —que casualidad— a las CCAA gobernadas por el PP, mientras como sumiso fámulo, deja fuera a Cataluña y Euskadi, sus socios.

Bildu, fiel a sus orígenes racistas —además de ser los herederos asesinos de ETA,— ha apelado a la «cohesión cultural del pueblo vasco» lo que, en boca de cualquier otro partido, provocaría un escándalo, toleran todo por el apoyo al gobierno.

El marino, asiente y comenta:

—Esta puede acabar siendo un bumerán, fomentar el resentimiento territorial y una fractura social. Como ejemplo, con todos los matices que se quieran, puede ser lo ocurrido en Torre Pacheco,

Un acto que el pequeño Marlaska —la condición de grande ya la perdió— ha atribuido a redes de extrema derecha organizadas. Es un hecho que parte de esa agitación se ha movilizado por redes sociales, que proceda de entornos radicales, pero eso no es toda la historia. Es evidente que una ilegalidad no se equilibra con otra ilegalidad, pero también hay vecinos indignados y hartos, padres de familia que temen por sus hijos y gente que asiste al deterioro de su entorno, sus costumbres y en la vida cotidiana de los suyos.

Utilizar el trazo grueso, el titular de prensa para buscar culpables y eludir responsabilidades es fácil para los políticos, pero un dirigente debe saber anticiparse, pero Marlaska estaba en Wimbledon, nula acción preventiva, demoró la actuación y no mandó a los USECIC —grupo especializado de la Guardia Civil para conflictos urbanos—, según han denunciado los sindicatos policiales.

Cierta pasividad es terreno abonado para culpabilizar a los radicales y el populismo siempre tiene un culpable, un enemigo. De paso focalizan la atención en otros temas y con ello un respiro mediático a la corrupción del PSOE y Pedro Sánchez.

La profesora retoma el tema:

—La inmigración ilegal afecta en gran medida a los ayuntamientos —los primeros que gestionan la llegada—, cuando en muchos casos, ni reciben información previa del número que se les mandan. Acaban desbordados, carentes de medios e instrumentos para gestionarlo. Posteriormente se les adjudica la responsabilidad de su integración y la paz social. Aunque no se debe olvidar que no hay integración posible sin el respeto a las normas.

Al final, servicios públicos tensionados, aumento de la inseguridad, pero desde Moncloa nos llega un relato buenista, con ideología y culpables la extrema derecha y el populacho descontrolado porque no se ha educado en el credo socialista.

Aunque los que necesitan y con urgencia educación son algunos políticos, porque el ejercicio de gobierno implica prever consecuencias, establecer límites, definir prioridades y aplicar la ley con firmeza. Aquí sólo hay cálculo electoral, pasividad y propaganda infantil.

El daño de esta forma de hacer política no es inmediato, aunque si se abona el populismo puede que la cosecha no sea la que esperan. Si al final estalla y llega una respuesta de la calle, será tarde para reclamar mesura y con la represión y la propaganda no bastará.

El marino remata:

—La política migratoria no puede ser la compasión ilimitada, ni el castigo masivo que insinúa Vox, pero requiere reglas y leyes que deben cumplirse con firmeza y vivimos un momento en el que no hay nadie al timón del barco y va a la deriva.

Se levantan, comentan el terremoto de esta madrugada y se preguntan si habrán sido los ecos de tanta agitación nacional.