En medio de toda esta confusión que arrastra el “process”, o lo que es lo mismo, la gestión del proceso hacia la independencia de Cataluña, se oyen muchas barbaridades, tanto desde el lado de quienes la apoya, como desde el lado de quienes la quieren impedir. A veces cuesta trabajo asimilar que políticos y politólogos, que periodistas e historiadores, que abogados y juristas, les den patadas a los elementos más básicos sobre los que se construye la democracia, y es que ni votar es sinónimo de democracia, ni república tampoco, y que ni votar es sinónimo de libertad, ni república tampoco.
Los partidarios de la independencia no dejan de instrumentalizar una idea errónea, y es la de que votar es democracia, y de que si se niega el derecho a un referéndum, que no es ni más ni menos que una consulta al pueblo, se destruye la democracia.
Falso. No sólo se debe poder votar, ha de hacerse con las garantías legales que permitan hacerlo en libertad y con seguridad jurídica.
El 6 de julio de 1947, Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de las armas que dejaron miles de muertos en las cunetas, realizaba un referéndum sobre la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado. Hubo un 10% de abstención… un 10% de valientes, o de ignorantes de la cita, quién sabe.
El 14 de diciembre de 1966, Franco volvía a hacer otro referéndum más, sobre la Ley Orgánica del Estado… y aquí ya se nota que había más democracia en España, ya que sólo se abstuvo el 5%.
Pero no contento con eso, ese gran demócrata… vamos, lo digo porque algunos sostienen que democracia es votar (a secas)… el 14 de diciembre de 1966, volvía a hacer otro referéndum, sobre la Ley Orgánica del Estado… y aquí ya se nota que había más democracia en España, ya que sólo se abstuvo el 5%.
Por cierto, durante el franquismo, en España no había Rey, lo que objetivamente la situaba entre las repúblicas. Sí, España, con Franco, era una república. Es lo que hay.
Como eso les queda muy alejado en la memoria a algunos de nuestros políticos –por muy politólogos y abogados que sean- vamos a ver si se les vale con lo que sale en la televisión en estos días. Hablamos de Corea del Norte.
La República Democrática Popular de Corea, tiene un presidente que es Kim Jong-un, hijo de Kim Jong-il, por lo que como puede observarse, será una república, pero se heredan los cargos como en las monarquías, como ocurre en Cuba, de un hermano a otro.
Y sí, también es una democracia. En Corea del Norte se vota. Y son tan demócratas que está prohibido abstenerse bajo pena de muerte (prisión te la imponen si coges un cartel pegado una pared). Y hay varios partidos políticos ¡en serio! pero todos forman parte del Frente Democrático para la Reunificación de la Patria ¿a qué les suena?
El sistema electoral es el siguiente: los partidos proponen candidatos –los puede proponer cualquier persona, pero están muy ocupados trabajando para el Amado Líder, y casi que dejan eso a otros, que saben más- el Frente los analiza, luego se los pasa al Comité Electoral, que los vuelve a filtrar y asigna cada uno de los 687 escaños… y luego los coreanos, como el voto es secreto, acuden a decir sí o no a cada uno de ellos. Para que el recuento sea más sencillo, si se quiere votar contra un candidato, porque votar es democracia y libertad, pues no tienen nada más que coger el bolígrafo rojo que hay junto a cada urna para marcar a quién rechazan.
Dos repúblicas, en las que se hacen referendos, en las que se eligen representantes… en las que no hay libertad, sencillamente porque no hay seguridad jurídica, ni para elegir ni para ser elegido.
Y por ese respeto a la seguridad jurídica, chirría cada vez que alguien pone el ejemplo del referéndum británico para la independencia de Escocia.
El Reino Unido no tiene Constitución al estilo continental o de los Estado Unidos, y por tanto ese referéndum tenía encaje legal, ya que bastaba con que sus Cámaras le dieran el visto bueno y se articulara su desarrollo. Es curioso que este detalle se les escape a constitucionalistas y politólogos que luego dan clases en las universidades españolas… así nos luce el pelo académico…
Pese a lo dicho, sigo considerándome republicano, pero no quiero una república en la que los cargos pasen de padres a hijos, de marido a esposa, o de hermano a hermano; un republicano para quien lo primero es la democracia, la cual no puede existir sin seguridad jurídica que ampare a quienes quieren ser elegidos y a quienes quieran elegir, y por eso prefiero una monarquía como la española a una república como la de Venezuela.
Las tensiones territoriales en el Estado español habrá que resolverlas algún día, y solo podrá hacerse con democracia, votando, pero votando con seguridad jurídica.