Gobiernos de progreso

​Con los resultados electorales del pasado 24 de mayo, se ha impuesto la necesidad de la negociación entre las distintas fuerzas políticas, lo que ha venido a llamarse pactos de Gobierno o para la gobernabilidad.
​Estos pactos, observados desde fuera, con interés, porque nos va mucho en ellos a la mayoría de los ciudadanos, pero con el distanciamiento normal del que no es, ni se siente, protagonista más que de un modo indirecto, dan para jugosas reflexiones.
​En este contexto, se escucha y se leen propuestas de todo tipo, algunas tan extravagantes y peregrinas, como la planteada por un candidato electo en Almería, dónde han existido 4 candidaturas, de ocupar la Alcaldía un representante cada año por cada uno de los Partidos representados, esto es, un año un representante del PP, el siguiente del PSOE, el siguiente de Ciudadanos y, por último, de IU. Ante esta propuesta no se que habrán pensando los almerienses, pero es fácil adivinarlo. Imagínense si esta idea prosperase en Ayuntamientos como el de Huercal de Almería ó el de Roquetas dónde hay hasta 5 ó 6 fuerzas políticas. Sería una auténtica locura.
​También hay propuestas desde la izquierda en el sentido de que el objetivo fundamental de sus iniciativas es el de “gobernar para la gente”. Sinceramente, yo creía que todos los Partidos pretenden gobernar para la gente, salvo que haya gentes de distintos tipos y categorías a quién dirigirse en función de resultados electorales.
​En este línea, y fundamentalmente desde la izquierda, que constituye lo que va quedando del PSOE e IU ó las nuevas fuerzas surgidas con PODEMOS y sus marcas blancas, se habla de hacer, con los pactos, Gobiernos de Progreso.
​Progreso es un concepto que indica la existencia de un sentido de mejora en la condición humana, significando el cambio de la sociedad a su ideal de bienestar. En las sociedades modernas, con amplitud de derechos sociales alcanzados, cualquier formación política que se precie, trabaja por estos ideales, en definitiva, por el progreso de la sociedad en que está inserta.
​Sin embargo, este concepto se arroja sobre las ideas conservadoras y liberales, como si esa sensibilidad de lo social fuese exclusiva de la izquierda, izquierda que, por otra parte, en su forma más radical, actualmente con un importante arrastre electoral, propugna medidas programáticas que parecen ir en la dirección contraria de lo deseable para ese objetivo.
​Bien es verdad, que como dijo un político ilustre de la Transición, los programas se hacen para no cumplirse. En cualquiera de los casos, tiempo nos queda por delante para ver que resulta de todos estos pactos, alguno de ellos, logrados contranatura.