La cocinera a la vista y el maitre de sala, chapeau!

Es un restaurante, al final del Paseo Marítimo (tramo Avda Cabo de Gata), frente al mar de esta ciudad mediana que sabe ser paciente, discreta, digamos, como cargada de eterna paciencia. Es el Building un local afable, luminoso y cuadrado, limpio donde los haya (casi aséptico) y bien climatizado para estas tierras sureñas; además ofrece una opción en la acristalada terraza. Abres una puerta algo dífícil, te mira el hiperactivo maitre y ya no puedes volver atrás porque “algo te empuja como irrefrenable: pocas mesas con comensales contentos ante el amplio expositor y las bellas materias primas del mercado real almeriense..., es material fresco: pesca y carne, verduras y huerta, y los postres caseros, guardando la cadena de frío...; y vinos razonables en cava a la vista, como a la vista está la cocina, sin trampa, sin cartón: todo claro, mucho antes de que se pusiera de moda el llamado “show cooking”, María ya cocinaba para que se te llenaran los ojos con los amables aromas antes que la endorga.
La cocinera es mujer ya madura, experta en fogones y sus clientes que, sin duda ya han estado alguna vez, se muestran satisfechos y sonrientes. Mira atenta, de vez en vez, al jefe de sala, dicharachero y amable, encantador por momentos pero educado, sin resultar intrusivo, quien canta la comanda como melodías de la "bien pagá" y "ojos verdes": salmonetes de todo tamaño y preparación, brótolas, atún, ventresca, calamares,…, los acompañan muy bien las verduras, y especialmente las berenjenas fritas y secas de aceite...; pero no faltan unas gachas pimentonas, el caldo colorao, las acelgas en invierno, o unas merecedoras migas..., como platos redondos de rotunda entrada. Tienen un menú más que equilibrado, pero no resulta caro pedir raciones, claro que la gamba roja es siempre costosa. Salvo el vino blanco del puerto de santa maría -sobrevalorado a mi juicio- y algún tinto de discreto renombre, o un rueda con pretensiones..., los precios de bodega son sensatos. Licores helados en la sobremesa, después de los postres con el pan de calatrava perfecto.
Sales y te deslumbra el mar...