Hubo un tiempo en el que la falta de respeto, la indisciplina o la desobediencia se ‘curaban’ con un bofetón. Pero los tiempos cambian que es una barbaridad, que decía don Hilarión en la conocida zarzuela ‘La verbena de la Paloma’, y afortunadamente hoy se recurre a métodos menos expeditivos para intentar conseguir cambiar actitudes incívicas. Llámenme moderna, pero creo que es mejor enseñar a los niños y adolescentes a pensar que aplicar el viejo refrán de la ‘La letra con sangre entra’. Es cierto que requiere más tiempo y mucha paciencia, también lo es que los chavales de hoy tienen más carácter y personalidad, lo que dificulta el proceso, pero creo que a medio y largo plazo los resultados van a ser mucho más eficaces y positivos que la tradicional mano dura.
Con esta filosofía hemos iniciado esta semana una iniciativa pedagógica en Pescadería-La Chanca, donde recientemente se han reproducido los ataques con piedras a los autobuses urbanos. En una labor coordinada entre el Área de Movilidad y Movimiento Vecinal, Surbus, la Policía Local, el Centro de Servicios Sociales Comunitarios Casco Antiguo y los agentes sociales del barrio, como la asociación ‘La Traíña, más de doscientos niños han recibido una charla y han visitado el ‘Info-bus’, la oficina móvil puesta en marcha por Movilidad Urbana y Surbus para el fomento y el buen uso del transporte público en la ciudad.
No se trata de criminalizar un barrio, como alguna mente pensante han llegado a decir, todo lo contrario, queremos hacer participes a todos los vecinos, comenzando por los más pequeños, de las ventajas que tiene cuidarlo y respetar lo que es de todos. Y la experiencia ha sido tan positiva que vamos a continuar en septiembre, con el inicio del curso escolar, sumando al colegio ‘La Chanca’ otros centros educativos, como el Centro de Educación de Adultos, el IES Galileo, y padres y madres del barrio. Porque la letra con sangre ya no entra.