"Lo importante no es mantenerse vivo, sino mantenerse humano".
George Orwell
Lo peor de las estrellitas espectacularizadas de la política, con subvención permanente del Estado, es que no soportan los celos. Así sucedió en el 'debate' de sordos de la investidura con tanto protagonismo efectista, cara a la galería, que incendió las redes sociales. No aguantan la imprevista victoria dialéctica por goleada del diputado de Esquerra Republicana de Catalunya Gabriel Rufián. Y a pesar de ser Alberto Garzón según presume de 'izquierda', le afea su victoria mediática con la milonga de que quieren pactar con los exConvergentes, la derecha catalana soberanista, para apear a Ada Colau de la alcaldía. Y el riojano madrileñizado Garzón, veraneante en Málaga, trata de inventar 'contradicciones' sin entender la transversalidad salvo en casita según la Ley del Embudo, y sin explicar por qué él mismo apoya el suplicatorio para Homs, siendo éste de derechas, extremos que le reprochan con razón los dos portavoces de Esquerra en Madrid.
No te emborriques en el aparente dilema, Garzón, incluso un 'morico' hijo del Pueblo andaluz exiliado, servidor, te puede despejar la sesera, sin esperar a que dada tu 'clase' -de sueldofijo pagado con los impuestos de todos- te rebajes a polemizar con plebeyos, 'señoría', y ni mucho menos lo agradezcas.
En primer término, hay luchas prepolíticas y transideológicas, anteriores a la categorización en 'clases' o las adscritas a doctrinas. Las dos principales por la Libertad y por la Humanidad, imbricadas en una sola: la lucha por la Vida, la cual sin la Dignidad inherente a las dos primeras, muy poco vale.
El mismo Bakunin -nada sospechoso de 'derechismo'-, ya afirmaba que 'socialismo sin libertad es esclavitud y brutalidad'. No resulta extraño por ello que aquellos viejos fieles camaradas de Kim Jong-un o los tuyos le expulsaseis de la I Internacional. Por suerte, dada vuestra roma sensibilidad hacia la discrepancia fuera del redil, el acervo cultural humano común no perdió sus profundas reflexiones y escritos, como cuando el gran poeta Maiakovski, harto ya de la estulta burocracia dogmática de partido deificado, se disparó una primavera un tiro en el corazón.
Nuestro genial referente independentista libertario -'notario burgués' para ti-, 'Blas' Ahmed Infante, nos advirtió en su día que un andaluz de conciencia forzado al exilio, aun por motivos económicos, pasa no a ser 'solidario' tan sólo con su Nación de acogida; más todavía, las justas reivindicaciones de su nuevo Pueblo de adopción se convierten en las suyas propias. Tal hecho se constata en el noble jiennense de Santa Coloma de Gramanet Gabriel Rufián, el mismo que ha dado lecciones a la PSOE neopepera, cuando otros nominalmente a la 'izquierda' se han limitado en el parlamento de la metrópoli a poco más que a la retórica de divos, encantados de haberse conocido ante el espejo de su vanidad. No obstante resulta extraño, tal vez para ellos debería ser menos objeto de crítica Rufián que el hijo opusinizado rampante de la Axarquía malagueña Albert Rivera, más refractario a la identidad andaluza que los ornitorrincos, como se evidencia en su apuntalamiento del Susanato, ¿no?
Los comunistas pero españolazos en la colonia-'sur' tenéis mucha suerte. Contáis con que la templada y paciente sabiduría pentamilenaria de nuestra Nación no os contempla con el desprecio de los ucranianos, por hacer un paralelismo, los cuales ven como menos lesivo para su Libertad hasta a fascistas indígenas que a traidores pseudocomunistas prorrusos, feudatarios del imperio paneslavo xenófobo vecino. Pero no os preocupéis, si seguís practicando obtendréis los mismos éxitos que en el 39, cuando por desatender la descolonización del protectorado rifeño en comandita con la burguesía, le otorgasteis en bandeja la victoria a los militares sediciosos, con más de la mitad de la columna vertebral del ejército golpista reforzado por magrebíes con carnet de identidad español. ¡Cuánto menos dejasteis en la estacada a los segregados andalucistas de antaño, aunque por entonces habían desarrollado una Constitución de similar solera que los catalanes! Por todo ello, cuéntale monsergas épicas a otros que no sepan lo del 'vivarrusia' estalinista de los gloriosos tiempos de Carrillo, glosados por el sevillano Niño de Elche. Da igual, de una u otra forma encontrareis excusas para disculpar politiqueos chaqueteros, si son 'de los nuestros', por supuesto.
Claro, para muchos de los correligionarios de Alberto Garzón -de tapadillo o sin traje de camuflaje 'esencialista' rojigualdo-, capaces de justificar la tiranía genocida de Bashar el-Assad en Siria, con la peregrina excusa de que los repulsivos mercenarios instrumentados por la CIA del Daesh son peores -¿y los sicarios fundamentalistas de Teherán, esos sí ya son unos angelitos del 'eje del bien'?-, y por llevar el sanguinario autócrata hereditario de Damasco la etiqueta 'izquierda', intentarán del mismo modo reeditar por estos lares el regresivo momio de las 'dos Españas' machadiano, o ciertas esquizofrenias colectivas ideologizadas en plan catecismo.
Por eso nos causa profunda vergüenza y dolor -sin dejar de sentirnos reconfortados- que tengan que ser dos catalanes, Tardà y Rufián, los que expresen el 'jondo' anhelo reprimido del Pueblo andaluz. El primero dando un viva a Andalucía libre y republicana en las Cortes jacobinas; el segundo al relatar sin eufemismos sus cuitas de 'charnego', arremeter contra la vendida PSOE y llamando a Susana con su verdadero nombre: 'cacique'... aunque dado el fanático integrismo españolista de la trianera, donde a los andalusíes nos discriminan y anulan socialmente mucho más que a los indios en las reservas yanquis, es normal que se muestre resentida. Además nos resulta indiferente que algunos piensen que ambos catalanistas practican el internacionalismo porque saben que sin el peso numérico de los andaluces obtendrán la independencia, o una reforma de la Constitución siquiera, cuando las ranas críen pelo. Se lo agradecemos porque pueden ocupar por derecho ese espacio que vosotros, por ineptitud, desidia, cobardía o condenarnos al ostracismo, les habéis dejado. Me explico.
¿De qué nos han servido vuestros pactos de muchos años con la PSOE en Andalucía, los cuales pensabais reeditar en el Estado? ¿Para que tu camarada Valderas disfrute del pensionazo de oro, más de 200.000€ anuales de vellón... más de lo percibido por el Sr. X en Gas Natural, mientras hay gente que muere a diario desamparada? Insulta nuestra inteligencia vuestra doble moral. El apoyar o entender las legítimas construcciones nacionales del Duero-Ebro para arriba y a los demás que nos zurzan, invisibilizados los andaluces en el parlamento centralista en vuestras nuevas siglas-carcasa, créeme, no va a saliros barato. Díselo a tu jefe, a mi paisano el comisariete españolísimo Centella, el experto en depuraciones nacionalistas de los demás -como cuando purgaba la Línea Madrazo-, mientras sigue soñando en fagocitar Podemos desde dentro para mudar la apolillada camisa.
O mejor os lo podría explicar alguien tan poco 'derechista' también como los indispensables pensadores marxistas el vasco Gil de San Vicente, o el argentino Néstor Kohan (sé que te suena, Alberto, pero pincha en google), los cuales tienen claro que abandonar los trabajadores las justas reivindicaciones nacionales -sobre todo en sociedades colonizadas como la andalusí o la kanarya- en manos de la burguesía, implica proporcionar a ésta una herramienta formidable para dotarse de una cohesión y fuerza colosales. Por ello no perdáis el tiempo fingiendo 'significantes flotantes', remedando zarzueleramente a Laclau en la Nación del Guadalquivir. Luego no os quejéis de sentencias lapidarias, como aquella inmortal de Noam Chomsky: "La revolución en España fue derrotada por el fascismo y por el gobierno dirigido por el Partido Comunista".
Y para acabar con el jueguecito que os traéis con el resto de fatuos colonizadores triperos por Madrid, de 'izquierda', derecha o mediopensionistas, a costa del significado supuesto del apellido Rufián, con mala baba calcada de obtusos antisemitas imperialistas castellanos, os aclaro que procede del árabe-andalusí 'Urfia'n': el que más ensalza, el que más eleva. Nada, nada... ¡a seguir disfrutando de su verbo sublime y demoledor!
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