Descendéis de una gente apegada a la cultura pero no a la guerra, una gente que, cuando se vieron obligados a pelear fueron antes humanos que guerreros y nunca cometieron abusos contra los vencidos. Vosotros, los judíos de los reinos andalusíes y toledano compartisteis la mayor cultura de aquel tiempo de barbarie, venganzas y pretextos hipócritas para justificar conquistas en busca de beneficios territoriales y económicos. En vuestro propio bien sois testigos del mayor amor por la cultura conductor al respeto al ser humano. A vosotros, a sefardíes andalusíes que algún viernes habéis prestado vuestra sinagoga al culto musulmán, algún domingo al culto cristiano y algún sábado habéis recibido el préstamo de una mezquita o una iglesia, que habéis vivido una misma cultura con tres religiones en armonía y ahora habitáis vuestra tierra prometida, a vosotros a la comprensión, a la tolerancia y el sentimiento que conservaréis de aquella cultura que ha lamentado durante siglos vuestra expulsión cuando la corona —ajena a esos y a todo sentimiento— necesitó vuestro dinero, a vosotros, testigos de una convivencia de siglos, precisamos dirigir este llamamiento en nombre de aquella cultura común, cultura de la tolerancia y también de la resiliencia, porque ahora son otros quienes necesitan vuestra ayuda.
Los políticos de la derecha española, en coherencia con su ideología huyen de respuestas para no quedar en evidencia y repiten como papagayos: “Israel tiene derecho a defenderse”. Pero estaréis de acuerdo con nosotros, con cualquier ciudadano normal y justo de cualquier lugar del mundo ¿Los niños nacen ya alistados a Hamás? ¿Tan peligrosos son los recién nacidos gazatíes? Los recién nacidos, las madres, los ancianos, los escolares, los maestros, los médicos, los enfermos, los heridos ¿todos fueron participantes en aquella execrable y repugnante masacre de octubre de 2023? Pero no es sólo eso: ¿no bastan más de sesenta mil muertos? ¿Hospitales, escuelas y campos de refugiados destruidos por bombardeos Aquella masacre provocada por Hamás ha sido superada en proporción mayor de mil a uno. Los nazis, de ingrato recuerdo, asesinaban diez personas por cada nazi caído en atentado guerrillero. La proporción está más que superada. ¿No hay conciencia en Israel para detener este genocidio? Provocar hambre como arma de guerra, con más motivo dónde no hay guerra, porque hay un solo ejército, son crímenes, sin paliativos. Y toda Israel no se puede hacer culpable ni por acción ni por omisión. Esto no es perseguir a Hamás, quienes, “de casualidad” tienen más posibilidades de escape. Las masacres siempre son injustificables. Por eso reclamamos la oposición decidida del pueblo israelí, por eso nos dirigimos al colectivo más cercano el sefardí, heredero del amor a la paz, a la cultura, a la tolerancia.
No hay motivo para llevar a ese extremo la “ley” del talión, la más perversa de las leyes, menos aún en un Estado moderno, con medios para obtener acuerdos ventajosos para ambas partes, la mejor forma, quizá la única para alcanzar una satisfactoria convivencia pacífica, pues por muy rentable que pueda ser la industria armamentística, la industria productiva es mucho más creativa, prepara mejor el futuro y es más enriquecedora, también en sentido cultural y humano.
Cualquier cosa —convenzámonos todos— mejor que la destrucción de una comunidad de seres humanos, cualquier cosa por el respeto a los derechos de los demás será más fructífera, más productiva y no es destructiva física ni espiritual ni económica ni culturalmente como la guerra. La guerra crea enemigos y sirve para mantenerlos. La paz hace amigos y trae prosperidad.
Vosotros, sefardíes de recuerdo andalusí, como colectivo, independientemente del grado de influencia que pudierais tener en la toma de decisiones en la república de Israel, constituís un testimonio, conocéis a vuestros vecinos y hermanos de etnia mejor que nadie, compartís carácter, necesidades y cultura, pero también conocéis y bien una cultura pregonera del entendimiento, de la cooperación, del avance técnico y científico del hermanamiento de todas las razas. Podéis; debéis hacer presión para que el pueblo de Israel no se haga responsable de la masacre llevada a cabo por su ejército y su gobierno. Porque en Gaza no hay guerra, pues sólo hay un ejército. Hay una matanza sistemática e injustificada, cada vez repudiada por más gente y más países. Alzad vuestra voz frente a la barbarie. El mundo os lo reconocerá.