Un grupo de cinco internos del centro penitenciario de El Acebuche, ubicado en Almería, ha comenzado esta semana una nueva edición del Camino de Santiago. Esta iniciativa, parte de un programa de tratamiento y reinserción social de la prisión, busca ofrecer a los participantes una experiencia enriquecedora.
El equipo está compuesto por cuatro hombres y una mujer, quienes regresarán a la capital andaluza el próximo domingo tras haber recorrido a pie las últimas cinco etapas del Camino Francés, que abarca desde Sarria hasta Santiago. A lo largo de este trayecto, caminarán entre 20 y 25 kilómetros diarios, acompañados por personal del centro penitenciario y el capellán. Este programa se lleva a cabo por segundo año consecutivo.
Bendición antes del viaje
Previo a su partida, los peregrinos recibieron la bendición del obispo de Almería, Antonio Gómez Cantero, en un acto simbólico celebrado en la Catedral. Durante la ceremonia, el obispo les instó a “rezar por mí, pero sobre todo a no perder la ilusión ni la esperanza”.
Gómez Cantero también enfatizó que “el Camino no termina en Santiago: después hay que seguir caminando la vida”, compartiendo su propia experiencia al completar el recorrido hace 15 años desde León. Para él, esta travesía es una oportunidad para “reencontrarse con uno mismo”.
Un viaje transformador
A lo largo de cinco días, los internos recorrerán el tramo gallego del Camino, haciendo paradas en lugares emblemáticos como Portomarín, Palas de Rei, Arzúa y Pedrouzo. Este itinerario combina esfuerzo físico con convivencia y contacto con otros peregrinos, culminando en la plaza del Obradoiro el sábado.
Para uno de los participantes, este viaje representa más que una simple actividad programada. “Esta mañana me he levantado riéndome, tranquila, con otro pensamiento. Creo que soy capaz de hacerlo”, expresó justo antes de iniciar el camino.
A pesar de las dificultades enfrentadas en las últimas semanas, ha recuperado sus ganas: “Es una experiencia nueva que nunca he vivido y tengo mucha ilusión por conocerlo todo: la gente, los paisajes y sentirme libre durante unos días”.
Emociones profundas
María del Mar Soriano, subdirectora de Tratamiento del centro penitenciario y participante nuevamente en esta edición, recordó momentos conmovedores: “Lo que más me impresionó fue verlos llorar al llegar a la Plaza del Obradoiro. Muchos se definían como no creyentes, pero ese momento les rompió por dentro. Fue muy emocionante”.
Soriano decidió volver a participar motivada por lo vivido en la anterior edición: “La experiencia me aportó mucho a nivel interno. No es fácil organizarlo; hay que pasar varios filtros y reuniones previas, pero merece la pena”, afirmó.
El capellán Manuel Navarro también se unió al grupo este año y expresó su deseo de que este camino ayude a los internos a reflexionar sobre sus vidas: “Espero que les ayude a mirarse por dentro y encontrar esa ruta personal que empieza cuando acabe la condena. El Camino tiene algo especial: la convivencia y esa armonía que se genera al andar juntos... todo eso transforma”, concluyó.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
5 |
Número total de internos participando |
4 |
Número de hombres en el grupo |
1 |
Número de mujeres en el grupo |
20-25 |
Kilómetros diarios a caminar |
5 |
Número total de etapas del Camino que van a recorrer |