Demoledora inconsistencia de ideas

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, acaba de anunciar en sede parlamentaria la creación de un plan especial de empleo vinculado a la demolición del hotel del Algarrobico. Insistamos en el lugar de sus manifestaciones y en la impregnación de rigor y trascendencia que cobran los anuncios que se hacen en la Cámara, porque si lo que quería doña Susana era hacer fantasías animadas de ayer y hoy, se nos ocurren escenarios más adecuados. Pero como me temo que no hay nadie que pueda creerse este plan especial de empleo, habrá que tomarse esta nueva ocurrencia al estilo evangélico, “Tú eres Susana y sobre este escombro edificaré el futuro de Andalucía”, tan de moda en las trifulcas parlamentarias, porque la otra opción es que los parados almerienses quieran gamonalizar la espera de su contratación en las cuadrillas de derribo y entretener el dilatado embrollo legal que separa la realidad de la eventual demolición del hotel con animados disturbios que no sé si interesarían a Canal Sur tanto como los sucedidos en la andalucísima ciudad de Burgos. En todo caso, hace falta un cuajo considerable para presentar una idea que sólo desde el desconocimiento legal puede considerarse factible a corto o medio plazo. Cualquiera sabe que para que se tire abajo un muro de ese edificio va a ser necesaria una farragosa y carísima batalla legal, porque no es fácil -ni gratuito- que los mismos que autorizaron, apoyaron y subvencionaron la construcción de un hotel legal quieran emplear esa misma ley para tirarlo ahora por razones de regomello ecológico. En todo caso está muy feo eso de jugar con las esperanzas de los parados anunciando hipotéticos planes de empleo vinculados a una eventual operación de derribo. Lo hemos dicho una y mil veces: no basta con crear titulares y creer que con eso ya está todo hecho. Pero en todo caso, el verdadero plan de empleo del Algarrobico no está en su posible demolición, sino en su apertura. Así de fácil.