España ¿Estado de derecho?

El fallecimiento del Ex Presidente Adolfo Suarez, ha servido, además, de para que haya recibido el merecidísimo homenaje, tanto institucional como popular a una personalidad que ha estado demasiados años olvidada, para actualizar los enormes valores que aportó nuestra modélica transición y los frutos que ella produjo, con el consenso político y ciudadano, que hizo posible alumbrar la Constitución de 1978, apoyada mayoritariamente por el pueblo español. Una Constitución de todos para todos.
Pareciera que con los años transcurridos, una parte importante de la sociedad ha comenzado a olvidarse de esos valores, que convirtió a nuestro país en un estado plural y de derecho, en donde nadie iba a ser perseguido por sus ideas, y dotado de la instituciones necesarias para poder defenderlas y aplicarlas por minoritarias que fueran, y siempre dentro de un clima de respeto y de convivencia democrática.
Pero este clima empieza a romperse. El Estado de Derecho se rompe cuando instituciones del Estado, en este caso la Generalitat, empieza a desobedecer los dictámenes de la máxima institución judicial, como es el Tribunal Constitucional, en tema de tanta relevancia política como la declaración de soberanía por parte del Parlamento Catalán, o cuando la calle empieza a ocuparse no por ciudadanos pacíficos que expresan legítimamente su disconformidad con una situación social y económica, en ocasiones dramática, sino por grupos radicalizados y violentos, que tienen como objetivo fundamental desmontar todo nuestro sistema político, intentando obtener en la calle lo que no conseguirán jamás a través de las urnas.
Los recientes acontecimientos en Madrid, tras la denominada “ Marcha de la Dignidad “, con ataques furibundos a la Policía Nacional, garante de las libertades antes aludidas, y lo acaecido en la Universidad en Madrid y otras ciudades españolas, ponen de relieve el tremendo riesgo que está corriendo en estos momentos nuestra Democracia, todavía joven.
En estas condiciones, se impone cada vez más, utilizar los resortes legales adecuados que atajen estos problemas. Ante los políticos catalanes incumplidores, especialmente al Sr. Mas que, además, se niega ir a defender su modelo separatista en el Congreso, y ante los alborotadores, auténticos delincuentes, aunque sorprendentemente ni el Juez ni el Fiscal han mandado casi ninguno a la cárcel, para que entre todos defendamos un modelo de convivencia que gracias, entre otros al Presidente Suarez, tanto trabajo costó alcanzar.
Si seguimos mirando hacia otro lado, está claro que en España el Estado de Derecho estará gravísimamente amenazado.