En mi colaboración de la semana pasada en este Diario, recordaba aprovechando el aniversario de la adjudicación de los Juegos Mediterráneos en 1999, que la celebración deportiva dejó a los almerienses una serie de valores intangibles, el principal de ellos la elevación de nuestro nivel de autoestima, al comprobar como fuimos capaces de organizar unos magníficos Juegos, pese a la incredulidad de muchos y la obstrucción de no pocos.
Pero también los Juegos nos dejaron elementos tangibles, básicamente unas extraordinarias instalaciones deportivas, modelo para muchas ciudades españolas, y junto a ello, un singular Museo de los Juegos, ubicado en terrenos de la Universidad de Almería, que sería gestionado por una Fundación. En su largo recorrido, una de las mayores dificultades que encontró el Comité Organizador, fué la ausencia de documentación con antecedentes valiosos de celebraciones en sedes anteriores.
En nuestra búsqueda no encontramos documentación de relieve ni siquiera en LAUSANNE, sede del Comité Olímpico Internacional, ni tampoco gran cosa en pequeñitos museos en ciudades sede, ni en dependencias de los distintos Comités Olímpicos, con la honrosa excepción de EL CAIRO, quizás en homenaje al creador de los Juegos, allá por los años 40 del siglo pasado, pero de escaso contenido documental.
Para corregir este problema, y como prueba de un valor más de nuestra edición, nos propusimos crear un Museo que recogiera todo lo relacionado con los Juegos, desde su génesis con las distintas Memorias presentadas para convencer a las autoridades deportivas, españolas y del movimiento olímpico, de la bondad de nuestro producto, así como de nuestra capacidad organizativa. Se incluye también en el Museo toda la parafernalia de los Juegos, como medallas, diplomas, uniformidad, y en general todo lo que tuvo alguna relación con el evento deportivo y los 15 años anteriores de preparación para los mismos. Todo ello constituye, no solo una memoria para los almerienses, sino también un extraordinario referente para todos los estudiosos de la gestión deportiva. Para estos objetivos, pero también para divulgar los valores positivos del deporte en el ámbito mediterráneo, se creó la FUNDACION ALMERIA 2005.
Los Socios fundadores fueron el Ayuntamiento de Almería, la Diputación, la Junta de Andalucía, el Consejo Superior de Deportes y la Universidad, prorrateándose entre ellas las aportaciones necesarias para su funcionamiento, que lo fué, al principio con un becario, hasta que se cerró para sorpresa de muchos. Se designó al alcalde de Almería como su primer Presidente. En la actualidad, el Museo permanece cerrado (espero que en unas condiciones idóneas), de la FUNDACION nada más se supo y, lo que es peor, casi ningún almeriense sabe de su existencia, en una ciudad que, cada vez más, intenta presumir de sus Centros Culturales ¿ó es que acaso el deporte no es Cultura?.
Si la Universidad no dispone de recursos para mantener abierto el Museo, y si la FUNDACION no tiene voluntad de revitalizarse, parece lógico que todo el material disponible pase al Ayuntamiento de Almería para su exhibición en alguna de las instalaciones de los Juegos, por ejemplo el Palacio de Deportes, junto al Estadio de los Juegos. Seguro que seríamos muchos los almerienses que disfrutaríamos con su contemplación.
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