Elección directa de los alcaldes

Escribir un artículo semanal, en la España de hoy que nos ha tocado vivir, no resulta especialmente complejo, teniendo en cuenta la cantidad de temas que a diario surgen y que, en ocasiones, rayan en el esperpento.
Sí no fuera por la seriedad que tiene el tema, en este epígrafe podríamos escribir sobre ese ejército chusquero, con flota, espías y todo lo demás, que crearía una Cataluña independiente, según sugerencia de esa astracanada que es la Asamblea Nacional Catalana (ANC), mantenida con los impuestos de todos los españoles y que ¡ oh sorpresa! el Sr. Mas, todavía Presidente de la Generalidad, dice desconocer en cuanto a este trabajo.
También merecería un comentario, escribir sobre la opinión vertida por un Juez de la Audiencia Nacional, según la cual las condenas impuestas a terroristas le parecen “altas y desproporcionadas”, cuestión que en nada parece coincidir con el sentir general de una inmensa mayoría de españoles y, no digamos, de los familiares de las víctimas de ese terrorismo y que, seguramente, ninguna lo será de este magistrado.
Pero no, esta vez voy a opinar sobre la última iniciativa del Sr. Rajoy sobre Regeneración Democrática. Dentro de este amplio concepto, pone especial énfasis en su idea de reducir el número de aforados (más de 10.000 en España), la reducción del número de diputados autonómicos y, también, sobre la elección directa de los alcaldes.
Sinceramente, no entiendo que incluir este último tema dentro de la Regeneración Democrática tenga demasiado sentido, ni está, en estos momentos, en la preocupación de los ciudadanos. En el tema de Regeneración, lo que realmente preocupa es la corrupción excesivamente generalizada en todos los Partidos e Instituciones, y que no se consigue atajar, no se sabe si por falta de ganas o de coraje. También sería importante considerar sobre un hecho demasiado extendido en los Partidos, la duplicidad de cargos electos, tipo diputado-alcalde, senador-alcalde o parlamentario-alcalde, que sin ser legalmente incompatibles, si que lo son desde el punto de vista de la dedicación que hoy precisan esos cargos públicos en todas las instituciones.
Desde 1979 los Alcaldes vienen siendo elegidos de un determinado modo y, efectivamente, por muchas experiencias vividas en estos años, podría cambiarse el sistema en beneficio de una mayor participación ciudadana hasta el final del proceso, sin embargo, nunca los Partidos han tenido verdadera voluntad por hacerlo, pese a llevarlos en diversas ocasiones en sus programas electorales.
Sea bienvenido el debate sobre esta y el resto de las propuestas, pero debiera hacerse con sosiego, con consensos y sin oportunismos coyunturales, con tufos partidistas que, como consecuencia, al final quedan en fuegos de artificio. Desde luego, sería imposible que estos cambios pudieran ser efectivos para las elecciones municipales de mayo de 2015.