Susana a Europa: sálvame

Es probable que todos ustedes hayan visto estos días a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, contando el cuento de la lechera de las ayudas de la Comisión Europea, haciendo cálculos con el Plan del presidente Junker o de todas las cosas que quiere hacer si ese dinero finalmente llega a Andalucía. Naturalmente, si ese dinero llega será gracias a la magnífica gestión de la presidenta, y si no, por culpa del gobierno de Mariano Rajoy. No caben sorpresas en el discurso permanentemente sectario y propagandístico de una administración cuyas malas prácticas vienen suponiendo un freno y un factor limitante al desarrollo de Andalucía. Susana ha gritado a Europa “sálvame”, y la mejor prueba de ello es la larga lista de objetivos que la presidenta quiere alcanzar con esta financiación externa: la lista de su fracaso, de su desatención, de su ineficacia y del pésimo resultado de las políticas socialistas para Andalucía. En cualquier otro lugar, presentarse ante los ciudadanos con esa lista de proyectos debería llevar aparejada la dimisión avergonzada por inutilidad manifiesta. De hecho, del listado de proyectos que Díaz quiere financiar con cargo a los fondos del Plan Juncker la mayoría son proyectos incumplidos por el PSOE en la comunidad durante décadas. A la señora Díaz no le da ningún pudor reconocer que su gobierno lleva años prometiendo e incluso anunciando en los presupuestos infraestructuras necesarias para Andalucía, y que no han sido capaz de desarrollarlas, pese a tener un presupuesto autonómico de 30.000 millones al año. ¿Cabe mayor muestra de ineficacia? Pero es más: esta descarada petición de auxilio viene a demostrar una vez más lo que tantas veces hemos dicho desde el Partido Popular Andaluz: a doña Susana Díaz le da igual Andalucía y los andaluces, porque lo que verdaderamente le interesa es su proyección interna dentro del PSOE y las peleas familiares de los distintos bandos. Para eso siempre está atenta y diligente. Para resolver los problemas de las familias andaluzas, no.
Los almerienses sabemos bien lo que valen las promesas, los proyectos y los anuncios de la Junta de Andalucía. La inacabable enumeración de los proyectos retrasados, cuando no directamente olvidados, explica bien en nuestra provincia el peso de la palabra de los dirigentes socialistas de Sevilla. Y eso no es todo: la segunda parte del plan de Susana Díaz es la confrontación. En Europa conocen bien dónde están los sumideros por los que los socialistas andaluces han hecho desaparecer muchas subvenciones y ayudas. Si el dinero finalmente no llega, ya verán como el culpable es Rajoy. No saben hacer otra cosa.