Si nos preguntamos qué nos define como seres humanos, sería difícil dar una respuesta concreta... ¿Qué nos caracteriza? ¿Qué nos diferencia del resto de animales? ¿Cómo se definen nuestras sociedades, que al mismo tiempo son tan distintas? Muchos hablan del concepto “intimidad”.
Los humanos aprendemos y crecemos con la necesidad de tener nuestra intimidad, a pesar de ser animales sociales y necesitar sentirnos parte de un grupo. Necesitamos intimidad para estar con nosotros mismos, para asearse e ir al baño, intimidad con nuestra pareja e incluso intimidad con nuestra familia.
Otra de las palabras clave es “evolución”. La evolución de nuestros orígenes comunes y la evolución de nosotros mismos como individuos en el contexto de un momento y un lugar en el que crecemos como personas y nos desarrollamos. En este sentido, uno de los elementos más primitivos, que desde el nacimiento nos ayuda a integrarnos y a desarrollar nuestras habilidades físicas, emocionales y sociales es el juego.
Porque la intimidad se aprende, pero no es necesario aprender a jugar. Va en nuestro ADN, al igual que va en el ADN de otros animales, como pájaros, perros o delfines.
Desde pequeños desarrollamos la imaginación a través de juegos simbólicos, interactuando con otras personas o en solitario. A medida que entramos en la adolescencia y posteriormente en la edad adulta, los juegos van evolucionando… Aunque en muchas ocasiones, involucionan y al entrar en la edad adulta, asumiendo responsabilidades y una vida más seria, algunas personas hasta se “olvidan” de jugar.
¡Nos hacemos mayores! Pero esto no debería ser así, porque el juego es saludable y nos ayuda a tener cierto equilibrio mental. El juego nos divierte, nos relaja, nos conecta. Por eso no deberíamos dejar de jugar nunca.
Conversaciones calientes que despertarán tu sexualidad
Deberíamos mantener siempre viva la chispa y la imaginación. Sin embargo, en ocasiones no está bien visto que los adultos juguemos, dejemos volar la imaginación y utilicemos nuestras fantasías eróticas.
Muy a menudo nos vemos forzados a “tener los pies en la tierra” y ser realistas. ¡Grave error! Por eso, las líneas eróticas que se pueden encontrar en páginas como polvazotelefonico.com son vía de escape de muchos, el recurso más fácil es convertirse en un ente pasivo, víctima de lo políticamente correcto y recurrir a “pasatiempos” fáciles y vacíos que no solo no nos benefician, sino que pueden terminar resultando muy perjudiciales a todos los niveles.
Hablamos de máquinas tragaperras, alcohol, etc. que nos roban nuestro tiempo y energía. ¿Por qué llegamos a perder nuestra vida en estos mundos tan sórdidos? Mucho más recomendable es pasar tiempo al aire libre, hacer ejercicio, encontrar pasatiempos constructivos y dar rienda suelta a la imaginación... ¡volver a jugar!
Incluso, para los más atrevidos e inconformistas, el sexo telefonico ofrece una experiencia de juego increíble, en la que poder recrear a los personajes y escenas que más cachondos te pongan.
Un juego sexual libre de prejuicios, en el que llevar a cabo todas esas locuras que no tienen cabida en la realidad adulta formal y correcta en que nos movemos.
Las líneas eróticas son el recurso de muchos hombres y mujeres que buscan una conversación erótica, jugar y pasar un buen rato de manera rápida y discreta, sin miedo a ser tachados de pervertidos u obscenos.
Porque una línea erótica proporciona la confidencialidad y la confianza que necesitamos para ser nosotros mismos, aunque sea solo durante unos minutos.
Pero en ese tiempo tenemos la posibilidad de vivir en nuestras fantasías eróticas más pervertidas, en una línea caliente volvemos a poner en marcha nuestra imaginación, nuestra capacidad de seducir… y así volver a disfrutar del juego. ¡Juguemos!