No sé si vamos a ser capaces de darnos un respiro en lo que a la política se refiere. En otra épocas, con otros presidentes de gobierno, cuando llegaban las Navidades nos olvidamos de ellos, dedicábamos estas letras a recuerdos y vivencias de lo que son estos días, y a las reuniones familiares que se celebran en torno a una mesa. Tiene uno la impresión de que ese necesario respiro o descanso no nos lo va a ofrecer este año la clase política. Por nuestra parte lo vamos a intentar. Ojo, solo intentar. Aunque hay que reconocer que no será fácil olvidar a los Cerdán y cía. Estuvo duro el caballero en la comisión, más que duro, se paseó en plan chulo, mandando avisos y puyas a su partido ¿lo han expulsado ya?, al presidente de gobierno y a todos los compañeros, algunos presentes en la sala donde se celebraba la comisión. Pero quisiera hacerlo, lo del respiro sin políticos, pero no lo veo posible. Lo de Extremadura ha sido muy duro para el Psoe. Está viviendo su extinción, lo decíamos ayer, las voces son cada día más fuertes, o se deshacen de Pedro, o Pedro acaba con ellos, y adiós partido, sueldos y prebendas para muchos de los que venían viviendo de chollo político.
Hace una par de semanas tuve la oportunidad de escuchar, diría más bien de sentir y disfrutar de un recital de villancicos de La Coral Virgen del Mar. Es posible que no seamos capaces los ciudadanos de reconocer y agradecer a estos hombres y mujeres el amor que sienten por la música, el esfuerzo para hacerla presente en todos los grandes, y sobre todo pequeños escenarios de nuestra provincia. No éramos muchos los que nos sentamos ante sus hermosas voces, algo de frío en la tarde-noche de aquel viernes, pero lograron con su música devolver y calentar ese ambiente navideño que se va perdiendo en la actual sociedad, y que desde algunos sectores políticos e ideológicos están empeñados en que no lo vivamos.
Ya no son las Navidades, ahora intentan que sean fiestas o vacaciones de invierno, como las de Semana Santa quieren que sean las de primavera. No sé si lo conseguirán, espero que no, y son esos momentos con las voces de ese grupo de hombres y mujeres de La Coral Virgen del Mar de Almería, las que tienen que conseguir que sigamos adorando la Navidad. Durante más de una hora nos hicieron vivir lo que deben seguir siendo estos días, el encuentro de las familias, el volver a casa los que están fuera, ese abrazo que devuelve esperanzas e ilusiones, ese cantar unidos, incluido el “cuñao”, y sentirnos un poco mejor persona en esas horas. Aunque solo sea por unas horas o unos días. En medio de esta vorágine en la que se ha convertido la vida, con los ejemplos canallas de unos políticos a olvidar, fue un hermoso respiro escuchar a La Coral. Y los que nos dimos cita aquella fría tarde, sentados en los duros bancos de madera, agradecidos estábamos a que sus voces nos hicieran volar por esa hermosa y luminosa Navidad que algunos están empeñados en hacernos olvidar.
No éramos demasiados los vecinos que nos dimos cita en el recital de villancicos, y cierta tristeza se dejaba sentir en el ambiente. En un pueblo pequeño, cuando ni los representantes públicos del municipio están presentes, de siete solo tres, algo está cambiando, y no sé si es para bien. Ojalá lo sea.
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