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A quién beneficia
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(Foto: DALL·E ai art)

A quién beneficia

Por Antonio Felipe Rubio
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afelipeafelipecom/7/7/15
miércoles 11 de junio de 2025, 09:54h

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A medianoche del pasado sábado decenas de personas se reunieron alrededor del paso elevado de la Avenida del Mediterráneo. El motivo respondía a las noticias sobre el comienzo de la demolición del famoso puente; sin embargo, avanzada la madrugada los curiosos asistentes sólo pudieron observar la colocación de unas vallas, cintas y carteles que indicaban desvíos y accesos alternativos. Nadie sabía que el inicio de la “demolición” se refería a un largo y tedioso proceso que se alargará hasta bien entrada la primavera de 2026 (marzo, abril, mayo… ¿?).

La presencia de estos vecinos no sólo hay que analizarla desde el punto de vista de la pura curiosidad que les movía hacia un espectáculo de explosiones, voladuras y polvareda. A los vecinos les movió un anuncio equívoco e interpretable. Sea por inutilidad o por intencionalidad, la información aportada por las diferentes administraciones intervinientes siempre ha sido confusa, difusa, evasiva o nula.

El Ayuntamiento de Almería, que en ultima instancia tendría que ser el soporte y el conducto de la información vecinal, jamás tuvo intención e interés en aportar datos nítidos sobre esa demolición. Además, ninguna de las administraciones involucradas ha tenido la más mínima sensibilidad para informar, no sólo del proceso de la demolición; siquiera se sabe qué tipo de configuración resultará cuando se materialice un proyecto que casi nadie conoce y del que el ayuntamiento jamás ha mostrado interés alguno en dar a conocer con todo lujo de detalles, tal como merecería esta acción de amplísima repercusión en la ciudad y para la ciudad.

Como pasmarotes o friquis de la TNT han tratado a los que asistieron a la traca de la pretendida demolición.

¿Y ahora qué? Pues a esperar y ver los resultados dimanantes de otra “genialidad” como reducir los carriles en la Av. Cabo de Gata; que, por cierto, es una de las pocas vías de escape mientras duran las obras y los cortes de viales de alta intensidad, que derivarán la afluencia de tráfico hacia infernales cuellos de botella.

Sobre el derribo del puente hay que hacerse muchas preguntas, y la primera es: ¿a quién beneficia y a quién perjudica? La primera respuesta es que perjudica a todos los almerienses. En cuanto a quién beneficia, entraríamos en comentarios que circulan y, por no poder contrastarlos, hay que mantenerlos en la presunción y la sospecha.

Qué lástima. Siempre que se ha intentado hacer algo en Almería hubo alguna sombra de duda, oposición frontal y, por supuesto, boicot, avería, quebranto y jodienda.

Dicen que hubo una reunión con el alcalde (Ramón Fernández Pacheco) de promotores y empresarios presuntamente afectados por el paso elevado, cuya configuración limitaba el acceso, la visibilidad, las facilidades… y la revalorización de las naves, comercios, viviendas y negocios que sufren tener enfrente un muro de dados de hormigón, y viales angostos y limitantes para el acceso y los aparcamientos. Una vez desaparezca el paso elevado, todo quedará a “pie llano”. Ya no habrá impacto visual, y todos los ahora perjudicados podrán disfrutar de los beneficios de esa importante obra que, según esa reunión, sería bien recibida por todos los almerienses.

Ahora veamos qué pretende esta demolición del polémico puente. Lo que ahora recorremos por el paso elevado, sin interrupciones de semáforos, rotondas o intersecciones se convertirá en un paso con regulación semafórica y una rotonda. Es decir, primero tendremos que atender al semáforo de la Av. De Montserrat y, en apenas cincuenta metros, nos encontraremos con una rotonda de carretera de Sierra Alhamilla. Evidentemente, todas las vías de servicio asociadas quedaran afectadas por el diseño de la rotonda, con varias entradas y salidas. La regulación por semáforos facilitará y cortará el paso en una confluencia muy conflictiva, pues ahí coincidirán los flujos de Montserrat y Mediterráneo, así como los nuevos accesos que se abrirán hacia los polígonos de La Goleta, La Celulosa y Sierra Alhamilla. En resumen, lo que ahora sorteamos sin obstáculos, lo tendremos que hacer con nuevos obstáculos e innecesarios riesgos. Así puede entenderse la nula información sobre la configuración del proyecto, los motivos que lo impulsan y hasta la inocentada de la voladura.

Y vuelvo a preguntarme: ¿A quién perjudica y a quién benecia?

Antonio Felipe Rubio

Periodista
Dirige La Tertulia en Interalmería TV