La portavoz del grupo municipal socialista Adriana Valverde y el secretario de Organización de la agrupación municipal del PSOE, Indalecio Gutiérrez, parecen cada vez más identificados con la metáfora de dos borrachos apoyándose mutuamente para no caer. Es una imagen poética. Dos figuras tambaleantes, sosteniéndose la una a la otra en un intento desesperado por mantenerse erguidos, mientras todos a su alrededor esperan que un mínimo movimiento, un pequeño paso para avanzar, acabe con el inevitable tropiezo que los llevará al suelo.
La situación en el PSOE de Almería capital es un reflejo de esta danza de inestabilidad. Desde que Gutiérrez se vio obligado a dejar su cómodo asiento en Madrid, debido a su “presunta” implicación en el caso Tito Berni, la agrupación local parece estar en una agonía prolongada. Y mientras tanto, la crisis en el grupo municipal es tan difícil de ocultar como un elefante en una tienda de porcelana.
Valverde, por su parte, parece estar en una cuenta regresiva para su salida. Después de perder no una, sino dos veces ante el PP, y con resultados que harían sonrojar a cualquier político con un mínimo de orgullo, su permanencia en el cargo hasta el final de mandato parece improbable... y eso lo huelen sus propios compañeros. Para añadir sal a la herida, incluso la militancia le ha dado la espalda, otorgándole menos votos en las segundas primarias que en las primeras, que es algo que debe recordarse porque demuestra con que apoyo real de los suyo alcanzó el liderazgo de la lista.
Los rumores ya están en el aire, y los nombres de sus posibles sucesores, Antonio Ruano, que nunca ha ocultado sus intenciones, Carmen Aguilar, que ya fue la candidata alternativa a Valverde en las primarias, y Raúl Enriquez, a quien le sabe a poco ser un concejal más. Eso flota en el aire, como globos -sonda- esperando ser pinchados.
Pero, ¿por qué no se convocan las asambleas estatutarias en la agrupación local? La respuesta es simple: los militantes, esos molestos entusiastas de la democracia, querrían pedir cuentas. Y en un giro irónico, si los socialistas piensan que la ciudad está siendo gestionada de manera desastrosa, ¿cómo es que el PSOE no logra mejorar en las encuestas de intención de voto y apoyo social? La única explicación lógica es una estrategia de dirección tan mal concebida que haría que un juego de niños pareciera una operación militar. Eso es lo que a la militancia le gustaría saber, pero no con preguntar, pues ya está.
Valverde, la candidata de la Ejecutiva, apadrinada por Gutiérrez, se mantiene en su puesto mientras no se convoque una asamblea y acabe sacándole los colores. Es una táctica inteligente, si lo que buscas es evitar el escrutinio y las preguntas incómodas, quizá por eso solo acepta entrevistas en un único medio de comunicación (aunque hay que reconocer que Yiyo López en Interalmeria TV no tiene piedad con ella). Los dos se sostienen mutuamente, temerosos de dar ese “mal paso” que los llevará al suelo. Y mientras tanto, el secretario general de la agrupación municipal, Fernando Martínez, muy ocupado en sus cosas en Madrid, calla.