El aumento de las subvenciones públicas y de los funcionarios en España es una muestra de la política económica del Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios, que apuestan por una economía improductiva y dependiente del Estado, que era algo que se sospechaba, pero que ahora tenemos en datos, . Así lo demuestran las dos noticias que se han publicado recientemente en los medios de comunicación: por un lado, que las subvenciones públicas crecieron un 17% en 2022 y alcanzaron los 18.000 millones de euros (según El Confidencial); y por otro, que el número de funcionarios en España creció un 3,5% en el primer trimestre de 2023 y se acercó a los tres millones (según El Español), y a eso podemos añadir otra más, y es que el 54% de los Fondos Nex Generation se los quedan las administraciones y no llegan al empresariado (respuesta del Gobierno a preguntas en el Congreso).
Estos datos revelan que el Gobierno está incrementando el gasto público de forma descontrolada y sin criterios de eficiencia o rentabilidad. Las subvenciones públicas se reparten entre sectores y colectivos afines al Ejecutivo, sin tener en cuenta su contribución al desarrollo económico o social del país. Los empleados públicos, por su parte, se convierten en una masa clientelar que garantiza el apoyo electoral al partido gobernante, pero que no genera valor añadido ni innovación. La aspiración es entrar en la administración, aunque sea por la puerta de atrás, a la espera de que en algún momento, se les funcionarice. ¡Es que ni siquiera quieren esforzarse en aprobar unas oposiciónes serias!
Esta política económica es contraria al emprendimiento, que es la base de la economía real, la competitiva, la que genera prosperidad. El Gobierno desincentiva la iniciativa privada con una presión fiscal elevada, una burocracia asfixiante y una regulación intervencionista. Los emprendedores se enfrentan a numerosas barreras y dificultades para crear y mantener sus negocios, mientras ven cómo el Estado favorece a otros sectores menos productivos o más subvencionados.
El resultado de esta política económica es una sociedad en la que se anula el espíritu emprendedor, se fomenta la dependencia del Estado y se reduce la capacidad de crecimiento y competitividad. España necesita un cambio de rumbo urgente que apueste por una economía basada en el talento, la innovación y la libertad. Una economía que premie el esfuerzo, el mérito y la responsabilidad. Una economía que impulse el emprendimiento como motor de desarrollo y bienestar.