Llevan los ciudadanos esperando desde hace unos meses a que desde el ayuntamiento se decida qué hacer en el solar del viejo edificio de correos. ¿Cuándo lo va a contar señora alcaldesa? Sabemos que un parking se puede hacer. Ahora toca el resto. Se comprende que las cosas de palacio van a despacio, pero un empujoncito no vendría mal. Sé sabe que lo que más le preocupa en estos tiempos es la finalización de las obras del paseo, menudo marrón te dejó Ramón, y los días van pasando, lo hacen las semanas y ya veremos lo que ocurre con los meses venideros.
Andamos en medio de una fría y lluviosa Navidad, las luces brillan sobre la ciudad, pero no lo han hecho sobre el final de la obras que tanto le preocupan a doña María del Mar. Que sí, que se entiende que todos los proyectos públicos tienen su retraso, pero en unos días se va cumplir el año, o casi se ha cumplido ya, desde que se iniciaron, y al personal le encantaría ver cerca el final de las mismas.
Pero no era la cuestión del paseo lo que nos provocaba el comentario de hoy. Mi amigo Paco Gómez, del que algún día les contaré la historia de lo que le costaron los churros que compró en Benahadux… pero eso, otro día. Hoy quiero acercarme a lo que se está viviendo en el solar de correos. Estaba tomando una copa en estos días de fiesta y alegría navideña, vale dos, con unos amigos por el centro de la ciudad. Se interesaban, como el resto de los almerienses, por el solar y lo que tiene previsto hacer en el mismo María del Mar Vázquez. Dejan volar la imaginación, y una tormenta de ideas llueve sobre el solar. Les he dicho que se las manden a la alcaldesa, que lo mismo le ayuda a tomar una decisión. De todas las medidas propuestas la que tuvo mayor aceptación es montar una colonia de gatos en el mismo.
¿Una colonia de gatos?
Sí, provisional, pero sería muy necesaria.
Explíquese, hombre de Dios.
Vamos a ello. Mientras la alcaldesa se decide, no le vendría mal que mandara al servicio de limpieza a darse una vuelta por el mencionado solar. Es posible que ellas y ellos, ediles del excelentísimo ayuntamiento que cobran de los impuestos y otras alegrías que aportan los ciudadanos, no se hayan dado un paseo por la zona, deberían hacerlo para conocer la realidad en la que se está convirtiendo. No es una colonia de gatos la que está viviendo en el solar, pero sí una de ratas, hermosas, gordas y bien alimentadas. La zona de bares de la zona es proclive a la comida nocturna, y es de imaginar que las susodichas han encontrado el mejor lugar parar vivir. Pero qué imagen, María, qué imagen verlas paseando con esa tranquilidad por un solar público en el centro de la ciudad, a la espera de que el ciudadano deje de tomar una copa, o dos, y les deje a ellas el camino libre para su banquete nocturno.
Una colonia de gatos lo mismo era una solución, no me digan que no. Provisional, sí, pero necesaria. Lo que no sé es si los gatos la van a aceptar, esas ratas asustan, y los pobres gatos no viven en las colonias para sustos.
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