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Enhorabuena por vuestro fracaso
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Enhorabuena por vuestro fracaso

Por Antonio Felipe Rubio
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afelipeafelipecom/7/7/15
sábado 15 de noviembre de 2025, 10:23h
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Acaba de aprobarse el Presupuesto del Ayuntamiento de Almería. Y, como es habitual, se tilda de “histórica” la cantidad alcanzada: casi trescientos millones de euros (297,7), lo que supone un incremento del 7,2% respecto del Ejercicio anterior. El manido recurso del calificativo “histórico” es una obviedad, pues se entiende que si no concurren efectos perniciosos como desastres naturales, invasión alienígena o ruina inferida por un gobierno central catastrófico -todo se andará-, lo normal es que con mayor población y más aportación dimanante de impuestos, tasas y precios públicos el presupuesto crezca.

Como era de esperar, la oposición votó en contra; entre otros motivos, por la escasa partida dirigida al gasto social. Algunas propuestas excretadas por la extrema izquierda se encaminaban hacia nuevas iniciativas como la creación de una “óptica municipal (…) porque todos los ciudadanos tienen derecho a ver bien”. Y, como cantaba el tótem comunista Paco Ibáñez, ¿qué hacemos con los sordos, los cojos, los mancos? (La mala reputación). En fin, no perdamos el tiempo con las competencias, cometidos y responsabilidades de las distintas administraciones. Siempre hay aprendices de estadistas que, si los dejamos sueltos en su desenfrenada euforia, acabarían en cerocoma con el presupuesto de Emiratos, Catar, Arabia y Luxemburgo.

De los trescientos millones de euros, casi dieciocho se destinan a inversión en proyectos estratégicos y 38,6 millones para gasto social. En gasto social se destaca un incremento del 25,8% sobre el presupuesto anterior. Este incremento es un “logro” para el Equipo de Gobierno, pero se queda corto a los ojos de la oposición. Los concejales que se arrogan la cualidad de “progresistas” siempre han celebrado el gasto social como un sobreactuado argumento de éxito en sus políticas sociales. Este mantra, lamentablemente, ha logrado instalarse también en el Partido Popular.

Cualquier incremento en el gasto social es un fracaso. No obstante, cierto gasto social viene a socorrer situaciones de personas que se hallan en serias dificultades; así, las ayudas a domicilio, la dependencia y la acogida son acciones inexcusablemente necesarias. Por el contrario, las frustradas y tardías soluciones a afectados de la ELA retratan el paradigma del Gobierno central como acreedor de una hipocresía insoportable. Y no sería posible en pocas líneas glosar la innumerable hemorragia presupuestaria que se va en okurrencias para dar cobertura a presuntas personas de la cada vez más extensa órbita de desprotegidos, vulnerables, exclusión social, en riesgo severo… y, en algunos casos, con la expresa protección de los que aprovechan esta nomenclatura para delinquir: ocupación ilegal, inquiokupación, inmigración ilegal… Y los esquivos resquicios que ofrecen novedosos blindajes a través del señalamiento por delitos de odio, racismo, xenofobia, fascismo, extremoderechismo y otras resignificaciones del neolenguaje y la reescritura (palimpsesto) del doblepensar y el Ministerio de la Verdad.

Paro laboral, pobreza, dependencia, exclusión, etc. evidencian una gestión carente de soluciones para paliar estas deficiencias sociales, desgraciadamente en alza. Ningún gobierno que se precie de progresista puede vanagloriarse de un abultado crecimiento de gasto social. Como ninguna familia responsable y sensata se acomoda a vivir del subsidio, el bono para la luz, el sueldo mínimo vital… y los hijos y los nietos en el sofá gracias al bono cultural.

La verdadera dignidad, independencia y libertad se alcanza con un empleo digno, un sueldo adecuado y una estabilidad que avizore esperanza. Las ayudas sociales, esenciales para quienes verdaderamente las precisan, también sirven para engrosar el detestable capítulo de okurrencias gubernamentales woke para lisérgicas ayudas internacionales, y otras urgencias “vitales” como la resignificación del Valle de los Caídos y la emergencia climática.

El incremento del gasto social es un buen síntoma para aquellos gobernantes que detentan el poder sobre la base social de la indigencia; y, al mismo tiempo, se crecen en su preeminencia totalitaria, que no es otra cosa que la humillación de una sociedad inerme, inane y dependiente. Por tanto, a los que celebran el importante crecimiento del gasto social. ¡Enhorabuena por vuestro fracaso!

Antonio Felipe Rubio

Periodista
Dirige La Tertulia en Interalmería TV