España no se salvará por un puñado de votos, sino por un puñado de santos. Acabo de leer, que la Junta de Castilla – La Mancha borra la Navidad y la Semana Santa del calendario académico escolar bajo etiquetas neutras como “descanso del primer trimestre” y “descanso del segundo trimestre”.
También cada vez visualizo y escucho que en vez del deseo a los difuntos que “descansen en la paz eterna”, expresan que “la tierra les sea leve”, a pesar de que los exánimes hayan sido incinerados. Parece que algunos, que llevan etiqueta de democráticos laicistas, es establecer por imperativo legal, que nos avergoncemos de nuestra fe en Jesucristo, anestesiando nuestras conciencias, adormeciéndonos institucionalmente con muchos ruidos yermos externos.
A ver si nos queremos dar cuenta que la sociedad española, en particular, se han inoculado en su día a día y a pie de calle dos males que la llevarán al colapso. No querer ver la realidad que nos está aconteciendo con un diagnóstico político riguroso debido a la pereza y sobre todo porque algunos no han aprendido las palabras de San Francisco Javier “Nadie puede ser excelente en lo grande si no lo es en lo pequeño”, más ahora con el espíritu navideño, y otra característica derivada de este atrofiado denuedo de fiesta mercantilista sin más, sin alma, es el optimismo irracional que solo nos falta decir que estamos etéreamente en la Beatitud.
Cómo sí Sánchez fuese el único y crucial problema de España. Si cae Sánchez hoy o mañana, qué pensamos que el problema de España está resuelto, vendrán muchos más “Sánchez” o “Zapateros” que cojan el timón del mando del “Peugeot” y continúen con la mayoría parlamentaria que actualmente ostentan como un “totum revolutum” a la espera que sea la caótica Unión Europea quien no lo resuelva, las cual se ha quedado en el rescoldo de las tibiezas en la geopolítica internacional.
Y no será así, no nos equivoquemos, no caigamos en una falsa esperanza humanística, porque estamos en un proceso de ruptura, de ingeniería social, que avanza a pasos agigantados con niveles de corrupción inclasificables, encontrándonos en un momento de extrema necesidad existencial grave.
Están haciendo todo lo posible e imposible por seguir estando en el poder como un proyecto político y cultural del “Frente Popular”, al estilo estructural del 14 de febrero de 1936, que romperá los principios de la Patria –Preámbulo de la Constitución de 1978-, del orden constitucional y la integridad de la nación española y que solo desde la desde la tradición, la responsabilidad y la cohesión social podremos despertar las conciencias y exigir un cambio de rumbo de regeneración política que no utilice la mentira para frenar la involución democrática que atraviesa España. Paz y Bien.
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