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La suerte
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La suerte

domingo 10 de agosto de 2025, 11:13h
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A lo largo de la historia, Andalucía ha sido un territorio con muy mala suerte. Invadida, arrasada, conquistada, vencida... la palabra genocidio ha sido una constante en su devenir como civilización.

Parece que nos hemos acostumbrado, y estar entre los últimos de Europa se convierte en una constante que para nada nos afecta. Ya no nos extraña tener los peores datos en todos los baremos sociales y económicos. Sentirnos abandonados por el poder central, preocupado de que otros territorios con más riqueza e influencia le permitan conservar ese poder a cambio de privilegios, se acepta con una naturalidad que espanta. Uno se adapta a todo, hasta a la mala suerte.

Por eso, no nos damos cuenta de que, en algunas cosas, el pueblo andaluz ha tenido suerte, sí, mucha suerte. Por ejemplo, en nuestra cultura, nuestra manera de comportarnos, nuestra forma de ser y de ver la vida. Observación en la que pudiera servir de paradigma la figura de la persona que representa el sentir andaluz: Blas Infante.

Mientras por otros lugares presumen y se enorgullecen de tener como referente a guerreros sanguinarios, salvajes conquistadores o belicosos batalladores subidos a un caballo con un sable en la mano, en Andalucía aceptamos con la mayor naturalidad que el padre de la patria andaluza –aunque si le hubieran preguntado a él le haría poca gracia este título– sea una persona buena, humana, pacífica, honesta, tolerante. Alguien que, no hay más remedio, se suele representar con un libro en las manos: “Ideal Andaluz”.

Por eso, parece necesario volver a recordar anualmente la fecha –marcada a sangre y fuego en el calendario– de su alevoso asesinato. Todo ocurrió en la madrugada del 11 de agosto de 1936. Hace 89 años.

Lo habían sacado de su casa mientras celebraba el santo de su hija y lo tenían preso en el cine Jáuregui. Llevaba encarcelado varios días, aterrorizado y siempre pendiente de escuchar su nombre en el listado de “las sacas” por la madrugada. Y el 11 de agosto llegó el momento. Un corto viaje hasta las afueras de Sevilla, un estremecedor grito en la noche reivindicando la libertad de Andalucía, dos tiros por la espalda. Y se consumó la vileza.

Los criminales alzados contra la Republica creían que, asesinando a su promotor, terminarían con la conciencia andaluza. Intentaron acabar con el gran referente y con la posibilidad de organizar a un pueblo en torno a sus intereses, su bandera y su identidad. Se equivocaron. Aunque el sentimiento andaluz se encuentre actualmente aletargado, no está muerto... y nunca morirá. Siempre existirá alguien con Andalucía en su corazón.

Porque Andalucía no es ni una doctrina, ni un pensamiento, ni una ideología, ni un interés económico, Andalucía es un sentir, un sentimiento.

Hoy, el pueblo de la mala suerte puede conmemorar tener como adalid, como guía, a un hombre pleno de humanidad asesinado físicamente aunque su Ideal continúe vivo. Hoy podemos conmemorar nuestra buena suerte.

Tomás Gutier

Patrono de la Fundación Blas Infante, miembro del Centro de Estudios Históricos de Andalucía y del Instituto de Identidad Andaluza

Tomás Gutier (Tomás Gutiérrez Forero) nace en Chiclana en el ecuador del siglo XX, de padre cántabro y madre andaluza. Durante sus estudios conoce la situación de Andalucía. A partir de ahí estudia, investiga y difunde todo lo relacionado con su tierra y sus gentes. Colaborador en distintas publicaciones y promotor de medios alternativos de comunicación. Imparte charlas y conferencias sobre temas andaluces. Cooperante activo en cuantas iniciativas se crean para el estudio de la identidad, lengua y cultura andaluza, participa en congresos, conferencias y simposios sobre Andalucía. Es patrono de la Fundación Blas Infante, miembro del Centro de Estudios Históricos de Andalucía y del Instituto de Identidad Andaluza. Ha escrito ensayos, novelas y obras de teatro, entre las que se encuentran: “Historia de un romántico”, “Los desheredados de la vida”, “Las hormigas nunca gritan” y “La herencia”. Algunos de sus libros más divulgados: “Sin ánimo de ofender” y “Las memorias del abuelo Chano”, editados con la Fundación Vipren, “Con permiso… ¡Viva Andalucía Libre!”, “En defensa de la lengua andaluza” y “La lengua andaluza. Apuntes para su gramática y diccionario”, publicados por la Editorial Almuzara, “Dos semanas en Normandía”, publicado por United PC, “Ser Andaluz”, para la asociación cultural Almenara, “Cara y Cruz del andalucismo”, en colaboración con el historiador Manuel Ruiz Romero y publicado por Ediciones Alcor, “Economía del Bien Común y sociedad andaluza”, junto con el escritor José Álvarez y “Aún es posible la esperanza”, editado por Averroes Libros. Habiendo coordinado el libro “1919, un año clave para Andalucía”, publicado por el Centro de Estudios Históricos de Andalucía al cumplirse cien años de la efeméride.