Juan Carlos Monedero ha vuelto a Almería, pero no como el líder carismático y revolucionario que llenaba el Anfiteatro de la Rambla y se enfrentaba a los poderes fácticos (y con asistente, y acabaron en los tribunales), sino como el invitado de segunda fila de una coalición marginal que apenas aspira a tener representación en el Ayuntamiento de la capital.
El ex número tres de Podemos ha participado en la apertura de campaña de Con Andalucía, la marca blanca de la formación morada en la capital almeriense, que se presenta junto a Izquierda Unida y otras fuerzas minoritarias. Por cierto... para lo que ha quedado Izquierda Unida, "¡con lo que una ha sío!"
Pero Monedero no ha pisado un espacio grande, ni abierto, ni siquiera céntrico. Ha tenido que conformarse con la sede de IU, ya digo, un local modesto donde apenas cabían unas decenas de personas. Allí, rodeado de carteles y banderas, ha intentado vender la misma moto, o el mismo coche, que hace unos años, cuando Podemos irrumpió en el panorama político con la ilusión y el apoyo de millones de ciudadanos.
Pero ahora Monedero se ha quedado sin gasolina, sin batería y sin público. Su discurso ya no cala ni entre los suyos, que han visto cómo los líderes de Podemos se han alejado de las calles y se han instalado en las instituciones, los platós y las mansiones. Su credibilidad se ha desplomado después de los escándalos que les han salpicado, y como prueba, el respaldo electoral que tuvo el propio Pablo Iglesias cuando fue candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, o como Sumar les está comiendo terreno sin tan siquiera ser hoy por hoy una opción electoral.
Monedero sigue hablando del 15M como algo vivo, pero es una broma. El movimiento que nació como una protesta ciudadana contra la corrupción y la crisis se ha convertido en una caricatura de sí mismo, secuestrado por una élite política que ha traicionado sus principios y sus promesas. Monedero sigue dando lecciones de democracia y justicia social, pero es un insulto a la inteligencia. Los países a los que asesoró y de los que cobró por ello son un ejemplo de fracaso económico, autoritarismo y violación de los derechos humanos. Por cierto, autocracias fracasadas a las que también aplaudió a rabiar el ahora moderado Íñigo Errejón, de quien seguimos recordando su "Chaves vive, la lucha sigue" puño en alto.
Monedero ya no es lo que era. Ni él ni Podemos. Su paso desapercibido por Almería ha sido una muestra más de su decadencia y su irrelevancia. Las encuestas apuntan a que Con Andalucía logrará dos o tres concejales, lo que a la vista de los actos que llevan hasta el momento, resultará absolutamente asombroso, y no se deberá a los candidatos locales, sino a otro factores ajenos a éstos y su programa municipal.
Monedero ha pasado de ser un referente político a ser un personaje anecdótico y caricaturesco. Su moneda se ha devaluado al mismo ritmo que la argentina, que ronda el 90%.