Mientras vivimos sin vivir en nosotros mismos, pendientes del polvorín de la calle Ferraz de Madrid, les propongo una suerte de adivinanza: ¿en qué se parecen Susana Díaz y Pedro Sánchez?
Tic, tac, tic, tac…
No vale lo de que los dos son del PSOE, tampoco que no han hecho otra cosa en su vida que no sea vivir de la política, tampoco que son jóvenes…
Tic, tac, tic, tac…
¿Se rinde? ¡Se parecen, en que los pierden todas las elecciones desde que tienen responsabilidades en el PSOE!
Susana Díaz llega a presidenta de la Junta de Andalucía por designación de su antecesor, José Antonio Griñán, que había llegado al puesto de la misma manera, elegido por Manuel Chaves. Pues bien, cuando Griñán se presenta a las elecciones autonómicas logra 47 escaños con 1.527.923 votos, la cifra más baja lograda por el PSOE en unos comicios de este tipo, perdiendo unos 600.000 votos y nueve escaños respecto a Chaves.
Aquellos datos históricos fueron mejorados por Susana Díaz… quiero decir que logró unos más históricos todavía, y salió igual de triunfante que Pedro Sánchez cuando también mejoró los de Alfredo Pérez Rubalcaba obteniendo 20 escaños menos. Díaz salvó los muebles porque mantuvo los 47 escaños de Griñán, pero se quedó en 1.409.042 votos, unos 120.000 menos.
Para tener más perspectiva de ese resultado, podemos recordar que en 2008 el PP logró también 47 escaños, como ahora Díaz, pero con 1.730.154 votos, es decir, 320.000 más que ella en 2015.
Pero esa no fue la primera derrota de la Ganaora, ya que accedió a la Secretaría General del PSOE-A en 2013, y sus primeras elecciones al frente de la organización fueron unas elecciones europeas. En junio de 2009, el PSOE tenía en Andalucía 1.265.633 votos, y en mayo de 2014, con ella liderando a los socialistas andaluces, se quedaron en 940.501.
Vayamos a las generales de diciembre de 2015, las de Pedro Sánchez y sus 85 diputados, de los que 22 son andaluces, lo suponen tres menos que en 2011. En votos, el PSOE pasó de 1.594.893 con Rubalcaba/Griñán a 1.402.393 de Sánchez/Díaz.
Y por último nos referimos a las últimas elecciones, las de 2016. Susana Díaz baja de 22 a 20 escaños –el PP la derrota con 23- y los votos vuelven a bajar hasta el 1.324.052, que son menos que diciembre de 2015, y menos que logró en marzo de ese mismo año.
Cabe analizar los motivos de todo esto, y seguramente las razones son variadas, siendo injusto focalizarlas sólo en Susana Díaz, pero eso mismo sucede con Pedro Sánchez.
Cabría preguntarse si alguien a quien se le caen los votos de las manos, que no logra recuperar el cariño del votante socialista ni tan siquiera a base de subvenciones, ayudas, administración paralela, ERE fraudulentos, cursos de formación para fantasmas, subsidios… tiene capacidad para liderar el proyecto del PSOE en España.