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Algo tendrá el andalucismo
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Algo tendrá el andalucismo

Por Rafael M. Martos
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martes 06 de mayo de 2025, 06:00h

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Tuve el honor de que el alcalde de Dalías, Francisco Lirola, en nombre de la corporación municipal, me invitara a compartir con ellos el pasado 23 de abril, Día del Libro. El acto se llevó a cabo en un lugar tan emblemático y señorial como el casino de la localidad, un espacio sin duda cargado de historia. Allí tuve la oportunidad de presentar mi último libro, titulado "Por Andalucía Libre". En él, básicamente, me propongo desmontar muchos de los bulos que, de tanto repetirse, han logrado establecerse como verdades en la reciente historia del proceso autonómico andaluz.

Como colofón, siempre hay una parte muy agradable después de la presentación de cualquier libro, y es la charla que se establece con los asistentes. En este caso, fue ciertamente muy interesante, ya que pudimos abordar diversos temas relacionados con nuestra historia. Y hubo una pregunta que me pareció especialmente oportuna. Mi interlocutor me preguntó qué opinaba yo sobre el futuro del andalucismo. Si bien mi libro no es un libro andalucista, aunque sí habla del andalucismo, la pregunta me pareció de una pertinencia innegable.

Mi respuesta, sin dudarlo, fue clara y directa: "Algo tendrá el andalucismo cuando lo bendicen".

Y es que, como comenté en ese momento, desde que desapareció del panorama político el PSA-Partido Andalucista, que, recordemos, en la última década había dejado de cosechar resultados significativos, han ocurrido varios fenómenos interesantes. No solo han surgido una docena de partidos, quizás más, que se autoproclaman andalucistas, sino que los partidos tradicionales también han abrazado, o redescubierto, el andalucismo.

El Partido Popular de Andalucía, que preside la Junta de Andalucía con Juanma Moreno Bonilla, se ha puesto más andalucista que nunca, aunque ya antes Javier Arenas presumió de andalucismo. Y el PSOE de Andalucía, que gobernó la Junta durante cuarenta años, también ha encontrado en el andalucismo una marca vital para su discurso, a pesar de que tiempo atrás personajes tan relevantes de esa formación como el propio Alfonso Guerra renegaron tanto del andalucismo político como del propio padre de la patria andaluza, Blas Infante, e incluso de nuestros símbolos. Ha habido líderes destacados de aquel partido que tuvieron gestos de bastante desafecto hacia la figura de Blas Infante y su memoria.

Pero, como decía, al margen de PP y PSOE, han surgido muchísimas formaciones políticas que se reivindican como genuinamente andalucistas. Y, a mi modo de ver, casi todas están cortadas por el mismo patrón: todas son de izquierda, todas son federalistas, todas son republicanas, todas son feministas, todas son ecologistas... y unos cuantos "istas" más. Es decir, en esencia, todas son iguales. Y por tanto, la pregunta es inevitable: ¿cuál es la diferencia entre una y otra, más allá de las siglas? Esto no solo confunde al votante, que no sabe a quién dirigir su apoyo, sino que, probablemente, juntas harían mucho más ruido u obtendrían mucho más peso electoral.

En este momento, quien más parece brillar en ese espacio, quien se arroga a sí mismo el liderazgo del andalucismo, es Adelante Andalucía, sencillamente porque tiene dos parlamentarios en el Parlamento andaluz, lo que le confiere una visibilidad institucional que otras no tienen. Andalucía por Sí, por ejemplo, quizás más vinculada al Partido Andalucista tradicional, puesto que algunos de sus dirigentes y miembros son cargos públicos en ayuntamientos y provienen de aquel partido, carece de esa plataforma parlamentaria.

Ahora bien, volviendo a la pregunta original: ¿cuál es el futuro del andalucismo político? Sinceramente, creo que no está nada claro. Y esta división, a mi juicio, obedece principalmente a que siempre hay quienes están dispuestos a otorgar "carnets andalucistas". Es decir, ellos son los que deciden quién es andalucista y quién no, y, por supuesto, está claro que los únicos andalucistas "auténticos" son ellos, cada uno de ellos por separado.

Quizás llegaría el momento, como han hecho en otros lugares con éxito, de generar una confluencia de objetivos. No hace falta que todo el mundo esté de acuerdo en todo, pero sí que todos aquellos que comparten un mismo ámbito político sepan ponerse de acuerdo en lo esencial, en aquello que realmente une y es prioritario para Andalucía. Pero claro, mientras lo esencial siga siendo el "quítate tú que me pongo yo", mientras primen las diferencias y las luchas internas por el espacio, difícilmente el andalucismo político, el de las siglas específicas, va a llegar a ningún sitio relevante.

El andalucismo se fundamenta en dos pilares. Uno de ellos es el reconocimiento de la identidad andaluza como algo diferenciado y propio, desde el punto de vista histórico y cultural. El segundo es la demanda de poder político propio. Si esa identidad es "nacional" o no, es un matiz, y si ese "poder" debe ser el avance en la autonomía, o la independencia, también eson matices. Esos matices no deberían ser lo decisivo, ya que esa unidad no va llevar a esa formación al gobierno y a la toma de decisiones sobre cuestiones claves, sino solo a tener fuerza y presencia parlamentaria, capacidad para influir.

Si bien, como he dicho al principio, y para cerrar el círculo, cuando prácticamente todos los partidos políticos se reivindican andalucistas, aunque sea de boquilla o por interés electoral, "por algo será". Algo debe tener el andalucismo cuando, de una forma u otra, todos sienten la necesidad de bendecirlo.


Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y "Por Andalucía Libre: La postverdad construida sobre la lucha por la autonomía andaluza". Y también de las novelas "Todo por la patria", "Una bala en el faro" y "El río que mueve Andorra"