El reciente apagón eléctrico del 28 de abril de 2025 ha vuelto a poner sobre la mesa una realidad incómoda en la política española: la estrecha relación entre el Partido Popular y las élites de nuestro país.
Mientras el Gobierno investiga si los operadores privados priorizaron beneficios sobre seguridad, el PP no ha perdido ni un segundo para aprovechar la situación y convertirse en el escudo protector del lobby nuclear y de las grandes eléctricas.
Por defender los intereses de unos pocos poderosos, la derecha ha dado la espalda a millones de ciudadanos afectados y ha puesto en entredicho una industria clave para el futuro de Andalucía y Almería, el de las energías renovables.
Lo más grave de todo esto es que esta forma de actuar no es nueva, no se trata de un caso aislado. Responde a un patrón consecuente con el ideario de la derecha y la extrema derecha de este país, donde el interés público siempre queda subordinado al beneficio privado.
Las políticas de privatización de servicios públicos impulsadas por el Partido Popular en las comunidades donde gobierna son un claro ejemplo. Basta mirar lo que está ocurriendo con la sanidad pública en Andalucía. A pesar de contar con la mayor transferencia de financiación estatal de la historia, la realidad es alarmante: atención primaria colapsada, listas de espera que desesperan a 105.000 almerienses, mientras se desvían millones de euros a las clínicas privadas, y hospitales públicos cada vez más abandonados.
Otro ejemplo evidente es la reciente subida de impuestos municipales como el IBI, la del recibo del agua y también de la tasa de recogida de residuos aprobada por el Partido Popular en el Ayuntamiento de Almería o en los consorcios de la provincia. En esto último, además, se han esmerado a la hora de trasladar un argumento falso que esconde la verdadera razón del incremento de los recibos: la pésima gestión de los residuos. Es decir, han preferido tocarles el bolsillo a todos los vecinos y vecinas en lugar de invertir en instalaciones y exigirles a las empresas concesionarias que hagan bien su trabajo.
No podemos permitir que nuestra democracia siga siendo condicionada por quienes gobiernan o hacen oposición pensando más en los privilegios de unos pocos que en los derechos de todos. Esto parece ser que es lo único que tiene en la cabeza el PP, que siempre termina actuando como un lobby al servicio de las élites.