Rememoro aquella tarde como si se hubiera celebrado ayer, el Paseo de Almería veía sobre su asfalto la mayor concentración de su historia. Las manos, algunas pintadas de blanco, se exhibían con orgullo por miles de almerienses, algunos de ellos con lágrimas en sus ojos. El silencio era atronador. No había orgullo en el caminar de los ciudadanos, tristeza y rabia era lo que sentíamos mientras creíamos que Miguel Ángel Blanco, ante una España que salió a la calle, sin mirar el carnet del partido que tenía en su bolsillo, sería liberado por los asesinos de Eta. Después nos enteramos que ese hombre de paz, al que han nombrado los socialistas, un tal Otegui, había estado en la playa mientras el cuerpo del edil de Ermua aparecía con un tiro en la cabeza, muriendo minutos después.
¿Qué se podía esperar de una banda de asesinos? Lo que hicieron, asesinar vilmente a Miguel Ángel, lo hicieron ante millones de españoles que salieron a la calle la tarde anterior, lo siguieron haciendo y lo volverán a hacer. Sus amenazas siguen estando presentes, solo tiene que oír a Otegui cuando dijo: Si vienen aquí…
¿Qué nos quiere decir? Quizás que volverán las pistolas, las bombas en los bajos del coche. Si recuerdo aquella tarde de hace 28 años y lo que hicieron los asesinos al día siguiente con el joven de Ermua, estoy seguro de que volverían las pistolas, las bombas y los asesinos de Eta. Y volverían a ser escondidos en las sacristías, y hasta es posible que se bridara con cava en alguna casa del pueblo, como ocurría en aquellos duros años ante cada asesinato de Eta. Y algún partido recogería las nueces, como hacía en aquellos años el racista Pnv.
Creo que es necesario que no perdamos la memoria de lo que fue Eta y de lo que sigue siendo el conglomerado político y social donde se esconde la actual banda. La llamada memoria histórica, con la que hay que se puede estar de acuerdo, no solo debe recoger lo ocurrido durante la pasada dictadura, debe recordar los años de la república y no pasar como quieren los actuales gestores de puntilla por la etapa de Eta y los más ochocientos españoles, hombre, mujeres y niños que fueron asesinados. Guardias Civiles, Policías Nacionales, Políticos del Pp y del Psoe, jueces y funcionarios: Españoles en definitiva.
Claro que hay que enseñarle a las actuales generaciones y a las futuras lo que fue Eta, los asesinatos de Eta. Claro que hay que enseñarles a las generaciones actuales y futuras lo que siguen defendiendo aquellos que se fueron a la playa mientras habían dado la orden de asesinar a Miguel Ángel Blanco. Claro que hay que recordarles a las generaciones jóvenes de españoles los más de ochocientos asesinatos cometidos por la banda de asesinos, y contarles quiénes vienen blanqueando a la banda de Eta con tal de mantenerse en el poder. Han pasado 28 años, quien nos iba a decir aquella tarde que Arnaldo Otegui sería llamado hombre de paz por algunos socialistas que llevaron sobre sus hombros los féretros con el cadáver de sus compañeros asesinados por Eta. No podemos permitirnos olvidar la historia real de estos asesinos.