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El amor ¿mata?
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El amor ¿mata?

domingo 13 de julio de 2025, 15:33h
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Juanma Moreno el que luce la sonrisa para vender, habla de Andalucía, habla de futuro, de progreso. Dice amar Andalucía. ¿Esto es amor? Recuérdense unas palabras del mejor poema escrito en prosa sobre Andalucía, el Manifiesto del Guadalquivir, de Sebastián Cuevas:

“denunciamos el fratricidio alevoso de nuestro río, cuya muerte lesiona nuestra propia condición, con la legitimidad que nos confiere la defensa de un patrimonio común, irrenunciable y consustancial para nuestra nación.”

Ya hablaba de muerte el gran poeta cordobés nacido en Torredonjimeno, olvidado como todos cuantos han defendido Andalucía de la depredación. Ya estaba en peligro nuestro Gran Rey en 1975 aunque nadie le hizo caso para llegar al culmen, al cénit de la destrucción del Nilo andaluz, para llegar a la situación actual, la que puede ser y eso intenta la máxima autoridad de Andalucía, para que siga saliendo fuera el beneficio extraído de Andalucía, sacrificar para siempre al pueblo andaluz: último ataque a la vida, último atropello, último impulso a la destrucción plena de la vida del río de todos los andaluces, del arrozal, de la marisma, de Doñana y de media Andalucía, o quizá de Andalucía entera, porque la contaminación no sólo se contagia río abajo. Cuando es tan fuerte como la prevista también sigue el reflujo.

“Nosotros, andaluces, que hemos asistido pasivos al usufructo de nuestros campos y nuestros hombres, nuestra riqueza y nuestro paisaje, que hemos prestado nuestra belleza al turismo, nuestros bosques a la tala, nuestras entrañas mineras al saqueo, nuestro olivo a la manipulación y al descrédito, nuestro ahorro a un imparable trasvase, y todo ello en provecho de los manijeros del país, que nos abandonaron y nos abandonarán definitivamente, cuando nuestras playas sean monótonos y macrocéfalos bloques de hormigón, nuestros bosques eriales, nuestra minería vacío, ruina y oquedad, nuestro aceite subproducto para lámparas votivas y candiles de subdesarrollo, nuestro paro excedentario, mercado útil de carne, nuestra última moneda un número en cuenta ajena,”.

Ya somos un número en cuenta ajena, desde que fuimos despojados por decreto de todas las entidades bancarias con sede en Andalucía, menos dos… por ahora. Ahora la forma de rematar la faena, de acabar de imponernos el vacío, ruina y oquedad, es decidir en otro criminal decreto arruinar las aguas del Guadalquivir, como mínimo desde Sevilla hasta Bonanza y por arrastre las playas del golfo de Cádiz, al contaminarlas a conciencia con 82.520 millones de níquel, plomo y cadmio, y otros minerales pesados.

“Ninguna empresa, por influyente que sea, va a estar por encima de los consumidores”, ha dicho Bustinduy a las 13’20h el 3 de julio de 2025. Y de la población en general ¿sí? Desde su elección se conocía el propósito del gobierno andaluz de aislar Sevilla. Pero Sevilla es un nudo, centro de una importante región natural de Andalucía. Aislar Sevilla es aislar una zona mucho más amplia. Y esto ya no es aislar. Es directamente matar. ¿Se justifican los puestos de trabajo de una mina, con los miles perdidos por su culpa en agricultura, comercio, pesca, cultura, turismo y limpieza del aire-cuidado de la naturaleza?

“…exigimos a quien tanto hemos dado y nos exigimos a nosotros mismos, la inmediata acción para la defensa de lo que nos une, identifica, legitima, significa y nombra.”

“…urgimos la inmediata puesta en práctica de todas las medidas necesarias para reintegrar las aguas a su vida, que en definitiva, es la nuestra. Todo ello, antes de que la moda de invertir, la costumbre de visitar, la rentabilidad de explotar nuestra tierra, permita a los especuladores de la destrucción el deterioro de nuestra desnuda identidad de andaluces.”

Andaluces: no creáis la sonrisa fingida. No creáis palabras: creed solamente en hechos. Ya tuvieron que pararlo desde Europa cuando se propuso contra todos desecar Doñana. Ahora estamos solos para impedirlo. Otras veces lo hemos conseguido. Recordad el 4-D; recordad el 28-F, ganado contra todos los intentos de hacerlo fracasar. Los político no temen más que una cosa: perder el sillón. Recuperemos el ánimo, el empuje, el coraje.

“Andaluces todos, por la salvación del río, que es la nuestra”, desenmascarad a tanto depredador defensor de depredadores, a tanto elemento capaz de vender la vida y la hacienda de los andaluces ¿por un plato de lentejas?

“Andaluces que visteis bullir de vida los sollos, subiando el desove para la fábrica andaluza del caviar y visteis bajar la angula, camino de Sanlúcar, ese barreño para la sangre del río, idóneo a esta matanza agria y cruel. Ese lebrillo para refrescar los pulsos envenenados por una larga fatiga.

Poned vuestra firma junto a la mía, al pie de este dolor de nuestro río.”

Gracias, Sebastián, amigo. Andaluces, no permitáis que os envenenen.

Rafael Sanmartín

Estudió Filosofía y Marketing y es especialista en Historia. Ha trabajado en prensa, radio y TV. Obtuvo el premio 'Temas' de relato corto por El Puente (1988), así como el '28-F' (2001), por La serie La Andalucía de la Transición, emitida por Canal Sur Televisión. De su producción literaria cabe destacar: El País que Nunca Existió (1977), El Color del Cristal, novela (2001), La Importancia de un Hombre Normal, que narra la biografía de Blas Infante, (2003), Historia de Andalucía Para Jóvenes (2005), Grandes Infamias (2006) y De Aquellos Polvos... La Autonomía y sus orígenes históricos (2011) Para el autor "la Historia es el espejo donde podemos vernos y conocernos, aunque, como está escrita por los vencedores, debe analizarse con espíritu crítico para poder interpretarla".