La noticia llega de forma discreta, casi susurrada, y nos deja a los almerienses con una mezcla de sorpresa e indignación. El Gobierno de Cantabria, a través de su consejero de Fomento, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Roberto Media, ha anunciado una nueva batería de rutas para el aeropuerto "Seve Ballesteros" de Santander. Entre ellas, la más llamativa para nosotros es un vuelo directo a Almería. Sí, han leído bien. Mientras aquí nos preguntamos si nuestro aeropuerto tiene futuro, en el otro extremo del país se dan cuenta de nuestro potencial y ofrecen un billete para viajar sin escalas entre ambas. Y no solo a Almería: también recuperarán la conexión con Lanzarote y estrenarán otra con la lejana Sofía, en Bulgaria.
Este movimiento cántabro, aparentemente inocente, pone el dedo en una llaga que llevamos sintiendo hace tiempo. Es la paradoja de nuestra tierra: una provincia que es un imán turístico, con un sol que se niega a marcharse, kilómetros de costa virgen y una gastronomía que nos hace la boca agua solo con pensarla. Somos el destino de vacaciones de miles de españoles, británicos y alemanes, entre otros a pesar de nuestras deficientes comunicaciones. Y, sin embargo, el aeropuerto de Almería parece una infraestructura a medio gas, con inversiones de AENA que, pese a los anuncios, parecen poco más que parches.
Pensemos con lógica. ¿Qué tenemos en Almería? Una posición geográfica envidiable. Estamos en el corazón del Mediterráneo, puerta natural del norte de África (no es obligatorio venir en patera, se puede llegar en ferry, en crucero...). Y además, aunque no somos la provincia andaluza más cercana a las Islas Canarias, sí que para todo el Este peninsular somos la conexión más rápida con ellas. Si a todo esto le sumamos que el aeropuerto de Almería gestionó en 2024 a más de 786.000 pasajeros y se proyectan 655.000 asientos para 23 destinos solo en la temporada de verano de este año, la pregunta es obligada: ¿por qué no estamos volando más alto?
Mientras nosotros nos conformamos con lo que hay, Santander, un aeropuerto que en 2024 registró un descenso de viajeros, se lanza a la conquista de nuevos destinos. ¿Por qué el Gobierno de Cantabria sí ve el potencial de una ruta directa a Almería y nosotros, desde nuestra propia tierra, no somos capaces de hacer lo mismo? La respuesta parece clara: aquí no se está apostando lo suficiente. Se habla de grandes planes de inversión, como el anuncio reciente de AENA de destinar 13.000 millones de euros a los aeropuertos del Estado, pero cuando miramos de cerca nuestro aeródromo, las mejoras parecen insignificantes en comparación con el potencial que podríamos tener.
Es una situación frustrante. Ver cómo otros aeropuertos, con menos potencial turístico que el nuestro, crecen y se diversifican, mientras que en Almería parece que nos resignamos a ser un apéndice en el mapa aéreo de España. No podemos quedarnos de brazos cruzados. Alguien tiene que darnos una explicación.
¿Por qué se deja morir un aeropuerto con un clarísimo potencial de crecimiento? ¿Por qué la planificación de AENA parece olvidar el sur del país, cuando es precisamente aquí donde el sol, la cultura y el turismo nos dan una ventaja competitiva? Los almerienses merecemos respuestas. Merecemos un aeropuerto que esté a la altura de nuestra provincia, que nos conecte con el mundo de forma eficiente y que sirva como motor económico para nuestra tierra. El vuelo directo a Santander es una buena noticia, pero es un recordatorio agridulce de lo que podríamos ser si alguien, por fin, se tomara en serio nuestro aeropuerto.