Almería es una ciudad que crece, se moderniza y se prepara para ocupar el lugar que le corresponde entre las grandes ciudades de España. Y eso es algo que empieza a reconocerse. Si la pasada semana comentaba que habíamos recibido el premio de la Fundación España Activa en la categoría de ‘Promoción de la actividad física y el deporte desde la iniciativa del sector público’, por el esfuerzo colectivo que, con el impulso del Ayuntamiento, estamos llevando a cabo para priorizar la salud y el bienestar de todos los almerienses, esta semana celebramos haber recibido en El Cairo el ‘Istanbul Environment Friendly City Award’, que confirma a la ciudad de Almería como un referente mediterráneo en sostenibilidad. Este galardón, uno de los más prestigiosos en materia de protección ambiental en todo el mundo, es fruto de años de trabajo colaborativo, de la alianza estratégica entre el Ayuntamiento, la Universidad de Almería, los agentes económicos y, muy especialmente, de una ciudadanía que cada día se implica más en el cuidado de su entorno. Este premio es, por tanto, un reconocimiento a todos los almerienses que, de modo consciente, participan en esta corriente de futuro con pequeños grandes gestos cotidianos. Durante demasiado tiempo, las ciudades costeras hemos visto el mar como un recurso económico unidireccional: turismo, pesca, transporte. La Economía Azul, sin embargo, nos exige una relación más inteligente con nuestro litoral. No se trata de extraer, sino de cooperar. No de usar, sino de preservar y regenerar. En el Ayuntamiento tenemos claro que es posible mejorar la calidad de vida de las personas mientras protegemos el planeta. Pero este tipo de premios no deben suponer una meta, sino un estímulo para redoblar esfuerzos a la hora de fomentar emprendimiento vinculado al mar desde el respeto absoluto al medio. Por eso creo que todos, y esta alcaldesa la primera, podemos y debemos sentirnos orgullosos de Almería. Orgullosos de ser una ciudad que avanza sin dejar atrás sus valores, que crece sin destruir y que innova sin descuidar sus raíces. Todos los almerienses debemos sentirnos partícipes de este logro. Porque la ciudad que estamos construyendo entre todos no es solo para nosotros: es un legado que transmitiremos a quienes vendrán. Y hoy, más que nunca, ese legado tiene nombre de futuro. Seguimos trabajando.