Acabo de leer el informe de Barlovento Comunicación con datos de Kantar sobre el consumo de televisión de octubre de 2025 y la tendencia es clara: la tele tradicional está perdiendo fuelle. Hemos pasado de $274$ minutos (es decir, $4$ horas y $34$ minutos) por espectador al día, lo que son $12$ minutos menos que el año anterior. Es un 4% de bajada que, aunque parezca poco, es una declaración de intenciones.
Mis padres, aquí en Almería, ya no ponen la tele como "ruido de fondo" mientras hacen sus cosas. Ahora es: "Pon la serie de la plataforma A, B o C". Y ahí está la clave: el consumo híbrido (series, streaming, videojuegos, etc.) sube a 52 minutos diarios, dos minutos más que el año pasado. El televisor sigue siendo el centro del salón, pero lo usamos para otra cosa. Los 3,4 millones de espectadores que usan la tele solo para "Otros Consumos Audiovisuales" son la prueba.
La tele clásica está cada vez más en "modo abuela" (con cariño, ¡eh!). Los grupos que más tiempo le dedican son las mujeres ($169$ minutos) y, sobre todo, los mayores de $64$ años, que le echan nada menos que 307 minutos al día. Ellos son los que mantienen viva la llama de la programación lineal, mientras que los jóvenes estamos más perdidos que un guiri en Las Negras sin Google Maps.
Fijaos en la dicotomía: casi el 92% de la población (43 millones de personas) ha visto la tele tradicional en algún momento del mes. Esto significa que la televisión sigue siendo un elemento de conexión masivo. Pero, por otro lado, tenemos 4 millones de "telefóbicos" (un $9\%$ de la población) que no la han encendido en todo octubre. Se están creando dos Españas audiovisuales.
El tiempo total que le dedicamos a la pantalla del salón (tradicional más híbrido) es de 3 horas y media al día, bajando $9$ minutos en total. Esto significa que no es solo que hayamos cambiado de medio, sino que estamos optando por un consumo más fragmentado, más a la carta, más eficiente. Antes, si querías ver algo, te sentabas a esperar. Ahora, elegimos con el mando el contenido exacto y la hora que nos viene bien, sin necesidad de que nos interrumpan con esa publicidad que pone mi padre en modo silencio.
La televisión tradicional tiene que reinventarse, y rápido. No basta con acumular espectadores únicos; hay que generar contenidos que compitan de tú a tú con la inmediatez y la personalización que ofrecen las plataformas. Si no, seguiremos viendo cómo esos minutos se escapan, como la arena de la Playa de Mónsul, a manos de las series y los contenidos on demand.
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