Virus tropicales y hospitales en Madrid
jueves 07 de agosto de 2014, 21:58h
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La polémica ha saltado en Madrid estos días a raíz de la repatriación del toledano Miguel Pajares, enfermo de ébola y religioso consagrado a la Orden de Juan de Dios, junto a su compañera, la hermana Juliana, habiendo dejado atrás a otras dos religiosas tan enfermas como él. Pero en Madrid no se habla del dilema ético, que también, que supone que no se haya repatriado a todos los contagiados, o de porqué se está gastando tanto dinero en salvar una vida humana cuando se han restringido tantos gastos en enfermedades raras que afectan a millares de personas en España, por poner un ejemplo. De lo que se habla en Madrid, es de porqué se quería llevar al Hospital de La Paz y no al Carlos III a este enfermo. Y del riesgo de contagio, claro.
Yo misma vivo a kilómetro y medio del Hospital Carlos III, y a unos dos kilómetros de la Paz, ya que los dos hospitales se encuentran ubicados muy cerca uno del otro. Tengo la suerte de conocer a ambos bien por dentro. En uno nació mi hija, la trataron de sus múltiples alergias alimentarias hasta los nueve años, y yo, por circunstancias que no vienen al caso, volví a nacer, y en el Carlos III restablecieron la salud de mi hermano mayor cuando contrajo, precisamente, un virus tropical.
Me resultaba absurda la idea de enviar a Pajares a La Paz, hasta que se ha ido desatando la polémica, y he podido informarme de lo que realmente estaba sucediendo: la integración de la Unidad de Enfermedades Tropicales del Carlos III en el Hospital de La Paz, una especie de outsourcing sanitario que quizás no ha sido suficientemente estudiado. Entiendo que esta transformación se hace consolidando la consabida no duplicidad, una de las bases sobre las que se asienta el gobierno, y con la que no puedo estar más de acuerdo. Sin embargo, en este caso, necesitaba unas vueltas más de tuerca, ya que se ha organizado tremendo lío en La Paz para que no trasladaran allí a Pajares, se ha organizado una reunión con todo el personal y los sindicatos han hablado, concluyendo que por muy preparados que estén para todo tipo de enfermedades, en este caso, no cuentan con las habitaciones de aislamiento que permiten además un sistema de eliminación de residuos y muestras de enfermos tan infecciosos, o, por ejemplo, de un circuito de aire cerrado, por si mutara el virus, ni de personal tan preparado como el Carlos III. Finalmente Pajares y la hermana Juliana están en el Carlos III, y les puedo asegurar que los madrileños estamos mucho más tranquilos. No así el personal de la Paz, a donde se han tenido que trasladar otros enfermos infecciosos del Carlos III que van a tener que continuar su tratamiento allí.
A estas alturas ya tenemos casi todos un master en ébola, sabemos que toma su nombre del río que le vio nacer en Zaire, actual República Democrática del Congo, que tiene algunas similitudes con el virus de Marburgo, pues son ambos de la familia filoviridae, y que puede ser utilizado como arma biológica. También sabemos que su origen probable se encuentra entre los simios y un famoso murciélago que come fruta. Hay varios estudios experimentales sobre tratamientos que pueden frenarlo, pero todavía no hay una cura específica y este es el motivo por el que alcanza una gran tasa de mortalidad, si bien su contagio hasta ahora sólo se puede dar a través de fluidos corporales y no mediante el aire. Quién sabe si la cura puede venir de un árbol de África Occidental, el caso es que ahora que el mundo occidental se siente amenazado, se intenta con más ahínco resolver el problema, y por supuesto ya hay una farmacéutica estadounidense experimentando con un anticuerpo monoclonal, que inocentemente esperamos que si tiene éxito, done gratuitamente a África.
A mí me da igual que sea la Orden de Juan de Dios o el Gobierno el que pague la repatriación de los religiosos, es más, casi prefiero que lo haga el Gobierno, porque así entiendo que si algún día nos sucediera algo a cualquiera de nosotros, se haría lo mismo de manera gratuita. Si bien es cierto que la preocupación global por evitar el riesgo de pandemia, debería traducirse a otros órdenes de la sanidad que se han dejado atrás por el ahorro que ha requerido la salida de la crisis.
Ojalá Pajares se recupere pronto, y podamos verle, en alguna tertulia que nos ahuyente el pánico al riesgo de epidemia.
Periodista.Licenciada por la Universidad Complutense.Título (Máster) en Identidad Corporativa por ESIC y uno en Gabinetes de Instituciones por Corporación Multimedia.Fue becada por Radio Televisión Española y Telemadrid. Ha colaborado en los suplementos económicos de Cinco Días.Técnico de comunicación para la Dirección General de Empleo de la Consejería de Economía de la Comunidad de Madrid.
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