Ella, la gran indispuesta
domingo 16 de noviembre de 2014, 19:06h
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Llevamos años asistiendo al debate sobre los nuevos modelos de familia que se suman a la familia convencional, aunque para mí sólo existen dos: la familia igualitaria y la que no lo es. El ideal de familia igualitaria sería aquella en la que los cónyuges realizan trabajos remunerados y comparten tareas domésticas. Pero la realidad cotidiana es bien distinta y aún persiste el reparto desigual.
Nuestra sociedad sigue conectando la función reproductora con el cuidado de los hijos y el hogar. Y lo cierto es que esta asignación tradicional afecta negativamente a las mujeres en el ámbito profesional porque alcanzar el éxito laboral les supone hacer renuncias de su vida personal, ya que se percibe la conciliación como una amenaza para la productividad. Ellas (se supone) son las que más uso van a hacer de bajas por maternidad, reducción de jornada, etc., conllevando a la discriminación laboral de la mujer en los procesos de selección.
Me ha llamado mucho la atención los datos del Informe ‘Mujeres y Hombres’ del Instituto de la Mujer del Ministerio de Igualdad, que indican que las mujeres representan el 35% del profesorado universitario; el 36% de los diputados y el 31% de altos cargos de la administración. Sin embargo, son el 53% de la población universitaria.
Estos datos inducen a pensar que en el acceso a puestos de responsabilidad influyen aspectos que poco tienen que ver con la preparación curricular. En este sentido, aparece la disponibilidad como un valor asignado a los hombres. Por el contrario, la mujer sigue siendo la gran indispuesta.
Acabo de participar en una mesa de trabajo del Instituto de la Mujer para proponer estrategias que mejoren la conciliación. Desde el Ayuntamiento de Almería y las entidades que se han unido al proyecto ‘Equlibrio/Balance’ hemos defendido la necesidad de apostar por la conciliación, pero, sobre todo, por la corresponsabilidad. La conciliación facilita el acceso de la mujer al trabajo, pero no impide que continúe haciendo las mismas tareas del hogar. Esta situación deriva en una mayor carga de trabajo doméstico y laboral y en una disminución de su tiempo libre.
Creo que hemos avanzado más en conciliación que en corresponsabilidad y desde las administraciones debemos dedicar esfuerzos a sensibilizar sobre el reparto equitativo de responsabilidades entre hombres, mujeres, hijos e hijas y a potenciar que las empresas dirijan las medidas de conciliación a las mujeres…, pero también a los hombres.
Concejala de Políticas de Igualdad en el Ayuntamiento de Almería
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