Me hace gracia cuando titulamos multa a tal o cual ayuntamiento, por tal o cual metida de pata de su equipo de gobierno. En estos días se viene hablando de la multa impuesta al ayuntamiento de Mojácar en torno a los ochocientos mil euros, por una expropiación que no se llevó a efecto en su momento. ¿Quién no la llevó a cabo cuando correspondía? A los vecinos les importa un comino si lo hizo el Psoe o el Pp. Lo que tienen muy claro es que ellos no tienen culpa alguna, por lo que no entienden, señores jueces de las puñetas, que carguen ustedes las tintas, una y otra vez sobre los mismos. Cuando sentencian ustedes a un ayuntamiento saben de sobra quien va a pagar la multa: Los vecinos.
¡Puñetas! a ver si de vez en cuando ponen ustedes el acento, que para eso llevan las puñetas en sus mangas en los auténticos responsables del desaguisado: los políticos que en su día firmaron aquella canallada por la cual ahora los sufridores que pagan impuestos tienen que soportar el pago de los ochocientos mil de marras. No quiero llegar a pensar que los jueces tengan un conjuro con los políticos para que siempre pague el ciudadano, pero con sus cientos de sentencias en las que libran de responsabilidad a los metedores de pata, con conocimiento o sin él, nos hacen que pensemos mal. Y les juro que no es mi intención.
Me hace una gracia cuando Ramón Fernández Pacheco, el consejero de la Junta, nos decía que el gobierno de Juanma Moreno tiene preparado el dinero para el derribo del Algarrobico. Ramón, ¿de quién es ese dinero? O tú eres como la socialista Carmen Calvo, con lo de que el dinero no tiene dueño. Sois muy graciosos los políticos. A veces los jueces también. Me pongo en el papel de los vecinos de Mojácar, hayan votado o no al alcalde actual, y es para encocorarse pensar que hay que pagar casi un millón de euros por la inutilidad en su día de los que estaban al frente de la corporación. Pero no pasa nada. Los partidos se pelean: la culpa es tuya; no, que es vuestra y el vecino asiste atónito a una sentencia que le va a costar de sus impuestos un mogollón de euros por tener de concejales a los más tontos del pueblo. Es que la cosa tiene pelendengues, y como en las puñetas de los jueces debe estar también lo de que el dinero no es de nadie (del viento que decía el bobo de Zp, sí, bobo, pero con negocios para dar y tomar por parte de toda la familia), que paguen los benditos ciudadanos. Y eso es lo que hacen, pagar las canalladas de los políticos y las sentencias de los señores de la puñetas. Eso, ¡puñetas, puñetas, puñetas! que tengan que pagar siempre los mismos.
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